domingo, 20 de mayo de 2012

101 km y la que te "RONDA-RÉ" morena.


En efecto, 101 km de auténtico suplicio. De auténtica agonía que llegado este punto e inicio de crónica no sé por dónde empezar. Si por la competición y todo lo que se derivo en ella, o entrar directamente en materia y hablar de esa organización la cual llevó a cabo el referido evento y de qué manera.

Vamos a empezar hablando de la competición y entre ella os iré desgranando lo que fue la organización par mi en sí.



La misma os lo podéis imaginar de qué manera la afrontábamos. Ilusionadísimos y a la vez cansadísimos porque llevábamos en nuestras piernas de la semana pasada el Ultra Trail de 120 km (Esperanza para David) lo cual derivo que la premisa principal en esta competición era iniciarla y terminarla.

El equipo que nos juntamos para hacer frente a tanta locura kilométrica, los de siempre, con algún cambio que otro en el aspecto de nuevos compañeros que se unieron al grupo.

El día 11 de Mayo quedábamos a las 14:30 horas en la puerta de mi casa Andrés López, Mister Morcillo, Jesús Inglés, José Zarco, Pedro Cayuela y un servidor. 6 auténticos "espartanos" que cada uno y de la mejor manera posible iba hacer frente a tal recorrido.



Puestos en marcha, siendo en éste caso las 15:00 horas y siendo el horario establecido para la salida hacia la localidad de Ronda, enseguida se hizo patente entre el grupo lo que iba a ser en sí el viaje. Por delante nos separaban aproximadamente 5 horas para llegar a tierra Santa y empezar a mentalizarnos lo que en breve íbamos a competir. Mientras tanto en pleno recorrido las risas y comentarios se hacían patentes y el rato que pasábamos juntos los  6 compañeros que íbamos en el interior del habitáculo de mi vehículo lo pasábamos en grande.

Para desentumecer piernas, pasadas dos horas de viaje parábamos en la primera venta que nos encontrábamos al paso (en este caso la "Venta Rosales”. Ese tiempo de parada nos vino al pelo para recargar las pilas y tomarnos un café. 




Sin prisa pero sin pausa una vez ingerido lo pedido, tomábamos de nuevo rumbo hacia ronda. En esta segunda parte del viaje el grupo iba más tranquilo. Después de haber comido empanada traída por Jesús Inglés, tarta de manzana y unos bizcochitos caseros hechos por mi mujer, el estomago hacia su trabajo y lo que tocaba era relajarse y descansar un poco.

Así, poco a poco, nos íbamos dando paso por tierras murcianas y andaluzas. Con unas vistas maravillosas de toda Sierra Nevada a nuestro paso, que encima de todo a lo lejos y más alto sus cumbres se vestían con una fina capa de nieve que te hacían trasladarte a ese lugar y sentir lo maravillosos del lugar.




Sin parar ninguna otra vez, llegábamos a nuestro destino a la hora (más o menos programada), las 20.00 horas en punto. Ya en la entrada a Ronda se veía el devenir de gentío que estaban presentes en la localidad y que iban hacer frente a la prueba. Bicicleta a dosier. Que digo bicicletas. "Bicicletones", que a nuestro paso cuando adelantábamos algún que otro vehículo portando a las mismas, el interior de nuestro coche se transformaba en el mejor casino de la zona. 

Nuestro gran "Crupier" Andrés López" conocedor de la materia nos ponía en órbita y comenzaban las apuestas para ver cuánto podía valer cada una de ellas, como acertar los cambios que llevaban y de que marca eran. Como cuadros y marcas conocidas que te ponían los pelos de punta, como también dimensiones de sus ruedas etc. Fue un momento, que sin tener ni puta idea de bicicletas parecíamos el cuerpo técnico de la casa "Specialicer".

Con los dientes súper largos de ver tremendas máquinas, estacionábamos el vehículo en una zona un poco apartada del lugar donde nos íbamos a quedar a dormir. Tengo que decir que aunque estaba un poco  apartado, el lugar donde se decidió estacionar el vehículo fue el acertado para que en este caso y debido a la multitud en el lugar no se lo llevara la grúa el vehículo por un mal estacionamiento.



Así bajamos todos nuestros bártulos. De esa manera nos encaminábamos hacia el polideportivo de la localidad de Ronda donde esa misma noche y la de la mañana siguiente íbamos a pernoctar allí.

Ya por las inmediaciones comenzábamos a ver caras conocidas. Compañeros del Club Maratón Cartagena, amigos del Club Correbirras. Circunstancia que nos hacían más cómoda la estancia en dicho lugar al sentirnos como en casa al ver tanta gente conocida.

Ya en los preámbulos y en el interior del polideportivo la primera función a llevar a cabo por el personal que llegábamos allí, era la de recogida del dorsal. Ahí debo decir que fue cuando me di el primer susto. Y diréis ¿porque? Pues muy fácil de decir, pero muy mal de aceptar. 



Como normal es, en toda competición antes de recoger el dorsal, habían colocado una lista con todos los nombres de los corredores que iban hacer frente a tal recorrido. Por grupos. Ciclistas, Dualitas y marchadores. Bueno pues mi sorpresa fue cuando fui a buscarme y ver que mi nombre no salía en dichas listas. 

Buscándome y volviéndome a buscar vi que mi nombre no aparecía y entrañaba para mi persona una gran preocupación. Me venían a la cabeza preguntas como ¿y si ahora no puedo correrla?, ¿y si llegado el caso todas mis ilusiones se veían truncadas por una mala gestión de la organización?



Me ponía a pensar y veía claro que todos los trámites a seguir para darme el dorsal en su día los hice como se tuvieron que cumplimentar. Solo que esta vez (también he de decir que era la primera) no tuve la vista de hacer lo que otros compañeros que ya tenían experiencia en esto) y fue comprar la opción de que me mandaran a casa días antes los dorsales y documentación requerida para poder afrontar tal carrera.

Bueno pues tremendamente preocupado (os lo podéis imaginar) me puse al lado de mi compañero Pedro Cayuela y le comentaba el problema. Él que no era parecido pero tenía que solventar un cambio de nombre en su dorsal porque se lo habían cedido, me dijo; José yo voy a la mesa de incidencias, pásate y comenta tu problema que tienen que tener solución a ello. No es normal que no aparezcas habiendo pagado la inscripción.

De ésta manera me acerque hacia una de las mesas que había en el lugar y me sacaban de dudas al momento. Había habido una errata en la inscripción y datos personales. En este caso no sé cómo pudo ser, pero el nombre que figuraba junto a mi D.N.I era el de JOSE RAMON MARTINEZ MUÑOZ. Enseguida caí en la cuenta y le puse en conocimiento del legionario del problema en cuestión. Quien relleno el formato se equivoco y la zona que correspondía a apellidos míos, puso el nombre de mi calle en la cual resido.



En vez de Barberá Garrido, puso Martínez Muñoz. Con diferente documentación que portaba en el momento para poder identificarme y dar credibilidad a mis palabras, estas surtieron efecto y me cedieron el dorsal número 1128 que desde un principio tenía asignado. Diossssssssssssss que sensación cuando lo tuve en mis manos. Ahora sí que veía claro que a la competición le íbamos hacer frente.

Enseguida y con el dorsal en la mano, el siguiente paso era entrar hacia el Polideportivo y que nos asignaran un lugar para poder dormir. Tuvimos que agruparnos todos porque en ese lugar te asignan sitio según vas llegando. Entonces tuvimos que esperar a que los 6 del grupo tuvieran su dorsal y de esta manera agruparnos como nos agruparon y las imágenes hablan por sí solas.




En el preámbulo a la entrada al interior del polideportivo seguímos viendo a gente conocida. Una de las caras que más ilusión me hizo ver fue la de nuestra amiga y compañrea "Vanesa". Ella venía desde Granada y la lástima fue que no vino acompañada de otro de los grandes como era nuestro amigo Marco.

Después otra tremenda sorpresa fue ver por las inmediaciones al lugar a mi amigo "Dani" de "Mundo Bici". Un momento especial por el tremendo respeto que me causa su presencia. Ante mí tenía al dos veces campeón del mundo de trial. Compartimos impresiones del momento y nos despedimos deseándonos suerte en nuestras respectivas disciplinas (ya que él la iba afrontar en bicicleta) para la competición del día siguiente.



Una vez dejado todo lo correspondiente a mochilas y puestas en el suelo esterillas y sacos de dormir, nos fuimos hacia el centro de la localidad para repostar y llenar los depósitos de glucógeno. En el lugar de meta de la competición os esperaba un auténtico oasis de delicatesen como pasta, ensalada de patatas y carne rebozada, todo ello junto con una buena coca cola bien fresca que hizo que la cena supera a gloria.




El lugar era un espectáculo. Calcular que aproximadamente eran 7000 dorsales los que se habían repartido entre las tres disciplinas. Y allí nos encontrábamos todos. Todos por una misma causa comer, comer y comer para tener las suficientes energías al día siguiente y recorrer sin desfallecimiento esos 101 km que nos separaban del objetivo que me movía por esta competición. Terminar semejante esfuerzo para dedicarle dicho triunfo a mi gran amigo, compañero y hermano Manuel Gómez Barranco. Más abajo os contaré más detenidamente la dedicatoria de esta competición porque motivo fue hacia dicha persona.



Una vez terminamos de cenar lo que tocaba (sin escusas) era irnos a dormir. A descansar. A formatear el disco duro y tener presente a lo que íbamos hacer frente a la mañana siguiente. 



Ya dentro del Polideportivo, preparamos todo para hacer frente a la noche y lo que nos salvo de tremendo algarabío y nos hizo dormir a pierna suelta, fue que gracias a nuestro gran amigo y compañero Andrés López (que nos puso entre aviso el día antes), los tapones para los oídos. Eso fue un auténtico milagro. Porque era un ir y devenir de gente que se hacía tremendamente incómodo el  coger el sueño.

Pues sin ningún tipo de problema. Yo también he de decir que tengo la facilidad de quedarme dormido encima del filo de una espada (y sino que se lo pregunten a mi compañero Mister Morcillo), lo cual hizo que la noche la durmiera del tirón, y momentos antes de que tocara la corneta me despertara para grabar el citado momento.




Que recuerdos cuando vi al legionario corneta en mano dirigirse hacia el punto asignado y tararear el " Quinto levanta". Los recuerdos del pasado (la mili) me invadieron e hicieron que me emocionara.

La diferencia de tiempos pasados, era que realmente la corneta nos despertaba ella a nosotros, pero en esta ocasión y debidos a los nervios del momento, fuimos nosotros la que la despertamos, porque momentos antes de que comenzara a sonar, el polideportivo al completo estaba en pie y con cámaras en mano para grabar el acontecimiento.



Ya operativos e uniformados, salimos a la población con la intención de ingerir un buen desayuno ya que nos iba hacer falta.

El sitio elegido para la ocasión una cafetería de alto estandin (no cabería otra para tremendo grupo), por allí pasaron, cafés con leche, agua con gas, bocadillos de jamón serrano con tomate, colacaos, tarta de frutos secos y un sinfín de delicatesen que os puedo asegurar que no teníamos escusas para en breves momentos ponernos en funcionamiento como lo íbamos hacer.



Fue tremendo y buenísimo el desayunako que nos pegamos. ¿Para repetir?, no sé, creo que no. Llegado el momento de pedir la cuenta nos soplaron cerca de 65 eurakos. Menos mal que suena bien esta moneda, porque si en el momento nos llegan a decir 10.800 pesetas, lo tenía claro. Se lo había comentado al grupo. Me pido fregar los platos. ja ja ja.

En fin, lo dicho, que mereció la pena y con el estómago repleto de buena comida nos dirigimos hacia el chiquero. Concretamente hacia la entrada principal que daba acceso al interior de la pista de atletismo y que iba a dar inicio la competición.




Os podéis imaginar la gente que nos íbamos encontrando al paso y que todos se dirigían hacia el mismo lugar. Sin ser de la zona, y habiendo estado por primera ven en Ronda, no había margen de error si te dejabas arrastras por la muchedumbre hacia lo desconocido.

Una vez en la misma puerta, el primer sello de control nos situaba ya en competición. Nos hacía ver que ya no había marcha atrás. Bicicletas a doquier por todas partes y gente en la parte central de la pista de atletismo te hacían ver que el sueño al que habías venido a cumplir en breve iba a dar comienzo.




Saludos, abrazos, compañeros y amigos poco a poco se iban congregando en el lugar. Todos al unísono y en una paz de armonía nos deseábamos suerte para lo que en breve iba a dar comienzo.

Un sol implacable hacia acto de presencia en todo lo alto. Un sol que te hacía presagiar que el recorrido al cual ibas hacer frente, no iba a ser fácil en diferentes tramos del mismo.




Un sol de justicia que presagiaba lo que después en plena competición (y os lo detallaré más tarde), hacia mella en algún que otro corredor.

Puestos en línea de salida junto a casi 3000 participantes, el Sr. General de la Legión daba sus últimas palabras y ánimos a la gente. Y con un Viva España, viva el Rey y viva la Legión, se daba comienzo al gran sueño. A la gran competición a la cual habíamos venido a realizar.



Todo el grupo al completo íbamos juntos. Lo teníamos muy claro el objetivo a batir. En este caso y después de los 120 km de Elche y 16 horas de recorrido, nuestra victoria en esta carrera sería llegar a meta. Con el recorrido hecho y con un brindis por tal hazaña hacia un buen amigo mío fallecido.

Poco a poco nos adentrábamos en la población de Ronda con un ritmo cómodo. Inclusive en esos primero compases de la competición tuve el auténtico privilegio de poder correr al lado de uno (para mí) de los más grandes en el mundo de carreras de ultra fondo. El gran "Súper Paco". 83 años en su carnes y el colega en los primeros km de la competición iba a 6  minutos el mil. Yo flipaba y a la vez me emocionaba de dicho momento. Verlo como desarrollaba y cambiaba de ritmo en determinados momentos de la carrera, me hacían ver e ilusionarme, de que llegado el momento y el día de mañana, como mínimo querría ser como él. Ni más ni menos. 



Porque lo pienso y es cuando me emociono de verdad al pensar si Dios me da bendita bendición para llegado el momento y dicha edad, pueda afrontar (como él lo hizo) una competición de dicha envergadura y dureza extrema.

Como os decía en líneas arriba, poco a poco nos adentrábamos en un sin fin de caminos, veredas, subidas y bajadas que te hacían ver que lo principal en esos primeros momentos de la carrera, era no excederte en el ritmo y asegurar.




Puestos ya en ruta y contando con la inestimable colaboración de nuestra amiga y compañera "Vanesa" el recorrido se iba haciendo fácil. Disfrutábamos, nos reíamos y inclusive tramos de sentirnos unos auténticos privilegiados por poder compartir juntos este momento.

Pero todo no iba a ser un coser y cantar. El primer aviso de que la cosa no iba a ser como lo esperado, fue cuando llegamos a la altura de un punto de abastecimiento de agua y nos dimos cuenta los que allí nos encontrábamos presentes con una temperatura de infierno total, que para abastecer a todos los que llegábamos teníamos una simple manguera. Un solo surco de agua para poder rellenar Camal Pack y botellines. Todo un espectáculo impensable para una competición de tanta relevancia.



Yo llegado ese punto me preguntaba que no podía ser posible lo que estaba viendo. Que no podía estar más de lo estrictamente necesario parado para repostar y continuar con la marcha.

Bueno, pues ahí como nos confiamos al inicio de la prueba al ver que en dicha ruta íbamos a disponer de 20 puntos de abastecimiento, tuve que aguantar el tirón y esperar cerca de 20 minutos para poder recargar mis niveles de líquido y poder continuar con lo que me esperaba por delante.




Ahí (como os decía) comenzaba a preguntarme cosas que no entendía como, "no puede ser", es vergonzoso que para tanta gente se disponga de una sola manguera" etc... Pero la sorpresa mayor llego cuando a la altura de un punto de abastecimiento de líquido (acuarios y agua) al intento de coger dos vasos de agua, un Legionario me dijo muy seguro y rotundo: SOLAMENTE COJA UN VASO POR PERSONA que sino el resto de sus compañeros se verán perjudicados. Me dije para mí, "joderrrrrrrrrrrrrrrrr ¿donde me he metido? Esto creo que va a ser un auténtico infierno.

Pero lo mejor de todo y lo que me repateaba de la cuestión era, que los vasos de agua que proporcionaba la organización (no eran "tinajas" de 10.000 litros), ni botijos repletos del mejor agua de la zona, Nóoooooooooooooo, se trataba de un simple vaso de plástico de color blanco corto en su dimensión, que me hacía recordar que con uno de esos, en mis mejores días y jornadas laborales es donde me tomo mi cortado mañanero.




En fin, continuamos con la ruta y no quise dar más importancia al tema. Aguantando un calor extremo, (que debo decir que era implacable para los más débiles), seguimos hacia adelante. Seguros en nuestro camino y bebiendo en todo momento para no entrar en síntomas de deshidratación.

Otro punto cúspide de la competición se dio pasado el  km 30 aproximadamente. Ahí mis niveles de liquido iban escasos y pasando a la altura de un puesto donde habían un par de legionarios, observe como había agua, y con mi intención de beber en el momento y poder saciar mi sed, uno de ellos se dirigía hacia mí y me dijo: " aquí no podéis beber, este es un tramo de incidencias, así que seguir corriendo y en el siguiente punto de abastecimiento bebéis si os hace falta".



Para que llegara ese punto el cual hacía referencia nuestro amigo el legionario, quedaban aproximadamente unos 5 km. Y es cuando me pregunte de nuevo a mí mismo. Para esta gente "incidencias" que será. Porque para mí llegado el caso (y es de lo que se trataba) faltándome agua como me faltaba, era beber y reponer fuerzas para afrontar el siguiente tramo.

En fin, que a partir de ahí ya para mí la competición tomo otro sentido. Ya no tenía la misma ilusión que al comienzo. Estaba viendo cosas que me constaba comprender. Inclusive tramos donde parábamos a beber algo, y estos legionarios tenían unas tiendas de campaña que en según qué lugares habían unas sombras que hacían que personas extenuadas por el tremendo calor que estábamos soportando se cobijaran en dicho tramo, y de nuevo a la voz de "ese sitio no es para vosotros sino para los legionarios y lo que tenéis que hacer es salir de ahí y seguir corriendo", hizo que en varias ocasiones a partir de ahí (y no es todo lo que todavía me tocaba presenciar en primera persona),  sopesara si merecía la pena seguir hacia adelante con semejante caciquismo.




Yo os puedo asegurar que he estado en diferentes competiciones donde el trato, la corrección y la amabilidad primaban por encima de todas las cosas. En esta competición me he encontrado todo lo contrario. Gente como si le fastidiara estar ahí y hacer la labor que llevaba a cabo.

Tuve que apretarme los dientes y seguir hacia adelante. Mi gente y el resto de compañeros me hacían ver que no merecía la pena sufrir más de lo estrictamente necesario. Pero si es verdad que ya empezabas a escuchar frases como "si se creen que voy a volver a competirla la llevan clara", "estos a mí no me ven más el pelo" etc.




Así fuimos acumulando kilómetros y kilómetros con tramos fáciles y otros un poquito más complicados. La gente a partir del kilómetro 35 y cuando comenzábamos a subir la primera pendiente exigente ya comenzaban a mostrar síntomas de flaqueza. Ya se veían los primeros tirones, los primero mareos y los primeros apartados en la cuneta que presagiaban que no podían continuar hacia adelante con la competición.

El equipo al completo y en este caso yo (que era la primera vez que hacia esta competición) nos preguntábamos lo mismo, si llegado a ese punto, y viendo lo que teníamos por delante todavía cómo iba a terminar la cuestión.

Pues sufriendo, riendo, y volviendo a sufrir, tramos los cuales se hacían interminables le dábamos paso, para adentrarnos en subidas escarpadas y muy complicadas de bajar por la acumulación y sobre carga llevada a ese momento en las piernas, como auténticas pistas larguísimas que no tenían ningún punto de sombra donde cobijarte. Y auténticos valles con un color verde que te hacían (y valga la paradoja) disfrutar del paisaje y de qué manera.



Lo que me salvo de la tremenda calor fue que días antes compre una gorra que portaba una zona la cual te protegía la nuca. Eso fue para mí, mano de santo. Por cualquier punto de agua que pasaba la mojaba al completo y me la volvía a poner. No tuve durante todo el trayecto ningún síntoma de calor extenuante del que te hace presagiar que de un momento a otro te puede dar un pagaron del 15.

Uno de los momentos especiales de la ruta fue cuando llegamos a la localidad de "Setenil" y no lo dudamos en ningún instante. El grupo al completo nos metimos en el interior de un establecimiento denominado "La tasca" y realizando una parada técnica, nos tomamos un quito de cerveza que nos vino de maravilla junto a unas olivas buenísimas.




Ese momento fue especial. Fue el que hace que todo lo que has pasado hasta ese momento se te olvide y vuelvas a disfrutar de todo eso que estás viviendo en esos momentos.

Con un brindis por lo realizado, nos dábamos paso de nuevo a la carrera para afrontar los últimos 41 km de la competición. Para mí y dosificar en kilometraje me dije a mi mismo para motivarme: "vamos José que te queda menos de una maratón".




Menuda maratón me esperaba. Diossssssss que duro lo que nos tocaba afrontar todavía. En el km 61 nos esperaba un oasis de comida fría. Este punto en concreto para mí fue el mejor punto de abastecimiento de toda la ruta. Sin ningún tipo de problema todo lo que pedias te daban. Sándwich de jamón york y queso, chocolate, coca cola, agua, powuerade. Todo un manjar que una vez ingerido tu cuerpo te lo agradecía y con creces.

Desde estas líneas a ese grupo de gente. A esos auténticos legionarios quiero darles las gracias. Por las miradas transmitidas y el sustento del momento. Fue tremendo para poder afrontar el último tramo. El último suplicio.




Desde ahí ya lo que nos tocaba afrontar era un auténtico calvario para mi persona. Hasta llegar al kilómetro 78 que era otro punto de comida y en este caso de los fuertes, lo que nos fuimos encontrando fueron auténticas subidas y escabrosas bajadas. De asfalto, larguísimas y muy pronunciadas. Que hacían que tus piernas al completo por momentos de desestabilizaran y te hicieran creer que de un momento a otro te caerías al suelo.

Como pudimos fuimos solventando dicho tramo. Uno mejor que otros pero al final, todos juntos que eso es lo que nos valía. 




En el horizonte comenzábamos a divisar lo que se nos presentaba. El final del día y la entrada en breve de la noche. Sacando nuestros frontales nos preparábamos para una nueva odisea. Aunque por la experiencia vivida no sé si decirte que para mí fue mejor que oscureciera, a que siguiera de día, y de esta manera seguir presenciando en su totalidad lo que nos venía en breve y teníamos delante.

Poco a poco, continuábamos y seguíamos venciendo tramos interminables para llegado el momento ver a lo lejos unas luces las cuales nos anunciaban la entrada en breve en el interior del acuartelamiento general de la Legión.






Sin palabras ese momento. Otro de los buenos de la ruta. Los aplausos, los ánimos se hacían patentes en las caras de los allí presentes. Y en el interior del comedor toda  una tremenda gente la cual a nuestro paso y con la bandeja en la mano nos obsequiaba con lo que le pedíamos. (En su mayoría y se noto tremendamente, los que nos servían gente civil).

Arroz tres delicias, carne empanada, coca cola, fruta y un dulce de chocolate que tuve el privilegio de poder repetir gracias a un niño que los repartía. Desde aquí, a ese tremendo grupo, a esa tremenda gente con una calidad humana impresionante muchas gracias. Era el último punto de comida fuerte que nos íbamos a encontrar antes de llegar a la meta.




Exactamente nos encontrábamos en el kilómetro  78 de la ruta y las fuerzas comenzaban a decaer a cada kilómetro que dábamos paso. Si esta maravillosa gente no nos hubiera tratado como lo hicieron, el resto de camino por afrontar hubiera sido (hablo por mi parte) insostenible. Gracias una vez más por vuestra amabilidad.

En este tramo, el grupo antes de entrar ya lo había hablado. La estrategia a seguir era que comeríamos corriendo. Que no pararíamos ni un instante para llegar cuanto antes a nuestro destino. Pero fueron muchas las circunstancias que se dieron una vez llegamos al interior del comedor del acuartelamiento para que allí pernoctáramos durante un buen rato.




El calor humano. La necesidad de descansar por todo lo caminado. Y en mi caso una sorpresa que me hizo inmensamente feliz y fue coincidir de nuevo y por esos parajes con otro de los grandes del mundo del Ultra Fondo. Mi gran amigo y compañero "Victor Cerdá". El Vallaí (como a él y a mí en mi caso), le gusta que le digan. 

Fue un momento impresionante. Cambio de opiniones. Sensaciones hasta lo conseguido, y lo más importante aún, como íbamos y como nos encontrábamos para afrontar lo último que teníamos delante.



Él en este caso ya me ponía en antemano que todavía nos quedaba batirnos contra una de las cumbres estrella del recorrido. En este caso se trataba de subir a todo lo alto de una Ermita. Él en este caso me decía que llevara cuidado y ante todo fuera consecuente con el esfuerzo requerido. Que asegurara y que diera sentido a mi único objetivo en este caso y como primera competición que se me daba en Ronda. Que no era otra cosa que llegar a meta y brindarle tremenda victoria a mi gran amigo perdido "Manuel Gómez Barranco".

De ahí pase a otra y grata sorpresa. Ver la entrada en el comedor de mi gran maestro "Juande". Os podéis imaginar el momento. Tremendo abrazo nos dimos (como venimos acostumbrados) y tremenda alegría me daba de tenerlo a mi lado. Él (sabio en todos los aspectos), en el km 60 descansaba un poquito más que el resto del grupo para cambiarse calcetines y recuperarse al completo del cansancio sumado hasta ese momento.



También decir que se unió en ese momento a la cena, nuestra compañera de fatigas y gran ultra fondista "Vanesa". Tremenda campeona y como se lo curro en la competición. Dejándola nosotros todavía cenando y marchándonos de nuevo hacia la ruta. Ella aproximadamente en el km 88 nos dio paso y de qué manera.

Como me alegré de verla. Que inteligente y sabia que fue. Como supo sopesar sus sensaciones y llegado el caso apretar donde se tenía que apretar. Desde éstas líneas "Vanesa" felicidades por tu competición.




Ingerido todo lo que calculábamos que nos cabía en el interior de nuestro organismo y un poco más (por si acaso las fuerzas nos volvían a pasar una mala jugada), de ahí repetir en lo concerniente a otro nuevo dulce de chocolate. Emprendíamos la marcha ya completamente de noche hacia esa cima. Hacia esa cumbre y que por todos era sabido que era bastante dura. "La Ermita".

Aquí como anteriormente os decía y escribía en líneas arriba, es cuando di gracias que fuera completamente de noche. Yo y mi haz de luz. Eso era en lo único que me tenía que centrar. Y también en no perder a mi grupo. Por lo demás a lo lejos, en lo más alto, se divisaba lo que aparentemente parecía ser una luz y hasta allí había que subir.




Chino, china, paso a paso, metro a metro, fuimos ascendiendo hasta lo más alto. Se me hizo durísimo. Y si durísimo se me hizo el ascenso no te digo nada el descenso. Hubo un tramo mientras subíamos que me aleje de mi grupo. De mi gente. De mis compañeros que hasta ese momento habían estado  junto a mí en el recorrido.

Necesitaba estar solo. Reciclar todo el dolor que tenía presente en todo mi cuerpo y preferentemente en mis piernas. Todo ello necesitaba transformarlo para una única causa. Seguir caminando y olvidarme del resto. Pues así lo hice y parece ser que funciono hasta que llegue abajo del todo y me encontré con otro nuevo puesto de control y avituallamiento.



Lo que viví, presencie y sentí en este punto de avituallamiento no tiene palabras y os diré porque. Para situaros, os diría (más o menos) que nos encontrábamos por el kilómetro 85 de ruta. Imaginároslo. Bien, ahí en concreto mis existencias en lo concerniente a líquido eran mínimas, escasas. Os podéis imaginar llegado a la altura de la mesa y donde estaban vasitos repletos de agua y powuerade cual fue mi intención, sabiendo que me quedaban todavía por delante 15 km para finalizar tremendo calvario.

Fui a coger dos vasos de agua del tirón para bebérmelos como si la vida me fuera en ello. Y cuál fue mi tremenda sorpresa? El escuchar como un legía de los allí presentes con voz categórica, marcial y de ultimátum me dijo: "Como cojas dos vasos de agua te quito tu pasaporte y te descalifico. Uno por persona que estamos en crisis". 




Joderrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr, Diosssssssssssssssssssssssss, ese puto soniquete, esa mierda de serenata me perseguía desde el km 10 y llegado a ese momento ( aproximadamente 14 horas de ruta), me dieron ganas de mandarlo todo a tomar por el culo e irme a casa. Pero no podía. No debía y tenía que ver cumplido mi sueño. Me decía a mí mismo, que todo camino en esta vida no era fácil, y uno de ellos lo estaba presenciando en primera persona y tenía que vencerlo.

Bueno pues apretando una vez más los dientes y quedándome mirando a la cara a tremendo miserable mi contestación fue la siguiente. "Bueno gracioso, porque mira que me has caído en gracia y me encantaría que me acompañaras hasta el final del recorrido. Dame un vaso de powuerade y de esta manera recargare azúcares". Al loro que no os lo vais a creer. Cuando me dispuse a beber de esa bebida isotónica mi sorpresa y a la vez indignación fue notar que lo habían mezclado con agua. Lo escupí porque me dio un asco tremendo. No me pude contener y dirigiéndome hacia los presentes les dije que lo que no tenían era vergüenza. Las risas y comentarios del momento por parte de su grupo fueron las oportunas. El que suscribe ya ni se indigno a mirar hacia atrás. Dejaba lo que creía ser un mal sueño para dar sentido a mi lucha. A mi pasión por el deporte y a finalizar una vez más lo que me había propuesto.



Ya no podía más. Pensé que hasta podían haber puesto una cámara oculta para grabar el momento, porque no me lo podía creer. Esa idea de mezclar la bebida isotónica con agua fue lo que culmino en lo referente a ilusión y respeto sobre estos personajes llamados "legionarios" lo que hizo que ya me dijera a mí mismo "Una vez nada más, santo Tomás".

Y cuando digo personajes (lo digo por estos en concreto) y los cuales me encontré en el referido punto y otros de la ruta. 



De esta competición saco claro los dos tipos de militares que me encontré. Por una parte me encontré a auténticos legionarios que a nuestro paso (y lo digo principalmente por la entrada en el acuartelamiento donde cenamos y previos a la salida), marcialmente nos saludaban con un respeto y admiración que se me ponían los pelos de punta. Yo en esos momentos me decía a mí mismo, estos sí José, estos son los auténticos. Los que están aquí por devoción y porque les gusta entregarse al prójimo (inclusive poniendo su vida en peligro) sin pedir nada a cambio.

Y luego están los famosos "Lejías". A esos son los que me refiero. Esos personajes que viven en un mundo el cual es irreal. Esos que están puteados durante todo un santo año, y llega esta carrera e intentan justificarse con su trato y prepotencia hacia el resto de corredores que allí nos encontrábamos presentes.




No es normal todo lo que presencié. Me hicieron ver que de los 20 puntos de avituallamiento que contaba la prueba, en 16 (como mínimo) habían colocado a la estirpe, a los desahuciados. A los que realmente no aman el deporte y los que no saben lo que es enfrentarse a dicha prueba con la climatología reinante y tratar a la gente de la manera que lo hizo. Lo siento pero no puedo expresarme de otra manera. Les recuerdo que nosotros éramos únicamente corredores. No legionarios y no nos debíamos a un trato de esa manera.



He corrido, he entrenado y he competido en pruebas las cuales me he encontrado de todo. Pero el calor humano. El trato con la gente. La amabilidad y el saber que si te pasa algo tienes a un equipo por ti. Yo en este caso, y en esta prueba no lo sentí. Vi más que nada una obligación. Un estar ahí por cojones porque es para lo que has venido. De cara a futuras competiciones, restringiría la presencia militar en muchos tramos y daría paso a la gente de los pueblos. Esa sí que fue la auténtica compañera de fatigas. Esa si fue la que nos recargo los niveles de motivación al completo. Pueblos los cuales a nuestro paso, nos salían y nos hacían entrega de agua con mangueras. Cervezas, Coca-Colas y en pocas palabras lo que necesitáramos.

Con eso es con lo que me quedo. Con esa tremenda gente civil de Ronda y pueblos por los cuales paso la carrera. La gente de Setenil impresionante. Y esos profesionales del bar la "Tasca" chapó. Desde éstas líneas otra vez 1.000.000 de gracias.




Y todo esto lo digo, porque es intolerable el haber presenciado por mi persona tremendo trato por parte de  algunos legionarios hacia el resto de corredores  y que hacíamos si cabe decirlo la prueba aún más grande de lo que es.

Es vergonzoso que una organización de esa índole, con la experiencia que cuentan ( porque a mis espaldas me traje una camiseta que figuraba su XV edición), que no dejara entre aviso y días antes, que debido a la crisis (según ellos porque lo repitieron hasta la saciedad), y mira que los participantes habíamos pagado el módico precio de  50 euracos para dar sentido a tal competición. Y que en el transcurso de la misma, los avituallamientos se vieran mermados de la manera que se vieron. 

Yo sabiéndolo para venideras y futuras competiciones (y esta os puedo asegurar que no), lo tendré en cuenta y me llevaré comida a mis espaldas como siempre lo he hecho y que hasta ahora nunca me ha fallado.



Bueno prosiguiendo en todo lo concerniente al último tramo de la ruta. Lo que nos tocaba afrontar ya en el aspecto del terreno no era muy duro. Tramos de carretera nacional que te hacían recuperarte de los tramos pasados donde la pisada no se hacía estable. Y de ahí hasta la vereda de un camino y llegar al km 91 para pasar por ese penúltimo avituallamiento antes de entrar en la meta.

Ese paso para mí después de la experiencia vivida fue fugaz. No cogí ni bebí nada. Ni en ese ni en el que me encontré en el km 96´3. Y mira que mi compañeros me llegaron a decir que tenía café. Me dio igual. Desde la bajada de la ermita y el encontronazo que tuve con los otros legionarios, mi único cometido era restar y restar kilómetros a la prueba para llegar lo antes posibles a mi destino, y finalizar con tremenda prueba.




A lo lejos. En todo lo alto y completamente a oscuras, divisaba lo que parecía ser la localidad de Ronda. Sus luces nos anunciaban en todo lo alto que en breve tendría delante de mí la famosa cuesta del "Cachondeo". 

Tremendo empedrado. Tremenda verticalidad. Y tremenda exigencia de tramo. Me acorde en ese mismo momento de mi maestro "Juande" el cual me dijo tramo atrás, que llegado a ese punto el objetivo era subirlo trotando. Que él siempre lo había hecho y este año no iba a ser menos. Desde aquí mi enhorabuena por tal hazaña. Yo maestro no pude. En mi recuerdo te lleve y te veía delante mía trotando lo cual me daba fuerzas para acabarlo como lo estaba acabando, sin más.



De esa manera, y abstraído de la realidad, cuando me fui a dar cuenta escuche una voz la cual me decía que nos encontrábamos apenas 500 metros de la meta. Ahí reaccioné de nuevo y fue cuando saque mi cámara., mi "pequeñica" como yo le digo para que dejara constancia del momento. Ahí todos los dolores existentes desaparecieron para dar entrada a una alegría y sensación interna que con palabras me tiraría horas y horas para detallarla.

De ahí, junto con los aplausos de los conciudadanos que nos íbamos encontrando a nuestro paso, sumado al silencio de la noche de Ronda, pasábamos por el puente (conocido como el balcón del "coño) y nos dirigíamos en línea recta hacia la tan ansiada y esperada meta.




Ahí comenzaba acordarme de mi gran amigo Manuel Gómez Barranco. Ahí comenzaba a olvidárseme todo lo sufrido en toda la carrera, para dar paso a un éxtasis de emoción y sensaciones que me hacían sentirme el hombre más feliz de la tierra.

Ahí me encontraba junto a mis hermanos y compañeros de ruta pasando la línea de meta y dejando constancia de ello mediante imágenes y ahí me daba cuenta sin creérmelo que habíamos conseguido nuestro sueño.



Bueno pues creyendo que todo mal había pasado. Que ya no tenía que presencia nada que pudiera herir a mis sentidos. Estando en línea de recogida de camiseta técnica y la cual te hacían entrega una vez finalizabas la competición con su correspondiente sellado de pasaporte. Vi y escuche junto al resto de corredores que allí nos encontrábamos presente una situación, que a día de hoy la pienso todavía y no comprendo.

Como os decía, en línea de recogida de camiseta técnica observábamos como un competidor (en este caso creo entender que se trataba de un duatleta) exigía que se le hiciera entrega de dicha camiseta ya que él había terminado su prueba. 

Al parecer ( y no digo que no tuvieran la razón la organización), dicho compañero no había entrado en tiempo. Un legionario allí presente y el cual tenía la potestad de hacer dicha entrega de la camiseta, le anunciaba al citado compañero, que por el hecho de no haber entrado en tiempo no le iba a poder hacer entrega de su esperado trofeo.



Porque líneas aparte, os puedo decir que en plena competición a la cual haces frente y una vez la acabas. Cuando te hacen entrega de la camiseta o detalle de rigor, da constancia de lo conseguido.

Os puedo decir (y es opinión personal) que he tenido competiciones a las cuales he hecho frente que antes de finalizarla me han hecho entrega de la camiseta correspondiente y cuando he llegado a meta me ha faltado algo. No es lo mismo y quién compite sabe a lo que me refiero.

Bueno pues volviendo a lo de antes y refiriéndome a lo de no querer darle por parte de la organización a nuestro compañero de su camiseta de rigor, este hizo de que sintiera defraudado, inclusive manifestando alguna que otra frase subida de tono. Lo que derivo (y eso fue lo que nos sorprendió) que de una mesa ajena a la situación y regentada (por lo que parecía ser un capitán de la legión), porque en su pecho se divisaban 3 estrellas en fila y completamente uniformado, éste de un salto y a la voz de " Tu, dame tu pasaporte y vete a tomar por el culo y a correr a tu casa", Nos hicieran ver que esta gente estaba completamente desorbitada. Loca. Fuera de sí.



Como puede ser que después de 15 horas y media de competición por parte de lo que se supone que es un mando con consideración ( y se de lo que hablo) se dirija hacia uno de los corredores de la manera que lo hizo. 

Todos los allí presentes nos dirigimos hacia semejante "Leónidas", (lo digo por su barbita bien estructurada y perfilada que poseía), y le decíamos que tampoco era para expresarse de esa manera. Que se tranquilizara y sopesara la situación. En fin, una vez más debo decir que vergonzoso.




Pues con mi camiseta de rigor y las emociones a flor de piel por lo conseguido y no por lo vivido, nos tocaba reponer fuerzas comiendo. 

Pasamos por comedores y nuestras bandejas repletas de comida nos dirigimos hacia la mesa más cercana y desde allí comencemos a devorar todo lo que se nos ofrecía.



No sin antes decir, que nos llevábamos otra sorpresa cuando a pie de barra pedimos un par de cervezas y estas una vez puestas nos dijeron que había que pagarlas. Diossssssssssssssssss. Negocio puro y duro. En fin que se va hacer nos dijimos para nosotros. Tenía claro que una de esas rubias costara lo que costara tenía que pasar por mi gaznate y brindarme a mí mismo semejante logro en pensamiento con mi gran compañero Manuel Gómez Barranco. Por lo conseguido.

De ahí y cerca ya de las 3 y media de la madrugada nos habríamos paso por la población de Ronda hasta llegar de nuevo a nuestros aposentos y los cuales íbamos a dar gracias. Dentro del interior del polideportivo y con la cama hecha, nos duchábamos y esperábamos que amaneciera para recoger todo con lo que habíamos venido y marcharnos hacia nuestra queridísima Cartagena.





TRACK DE LA RUTA: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=2849104

Al final fueron cerca de 15 horas y media el recorrido realizado para superar esos 101 km de infarto.


RETO EN MEMORIA DE MI AMIGO MANUEL GOMEZ BARRANCO:




Toda esta competición cobraba un sentido especial dos días antes de que se llevara a cabo la misma.
Lo digo porque de una manera fortuita e inesperada nuestro amigo y hermano Manuel nos dejaba al sufrir un accidente de tráfico. Sobre estas líneas no quiero entrar en detalles de cómo sucedió todo.

Pero si quiero dejar constancia de lo gran persona, deportista y amigo mío que era. No puede asistir a su sepelio, porque fue la mañana de todos los preparativos para venirnos a Ronda. Pero tenía claro que desde que saliera desde la localidad de Cartagena hasta llegar a Ronda y regresar de nuevo, lo iba a tener presente siempre conmigo.

En mi vida. En mi aspecto deportivo desde su ausencia ha habido un antes y un después. Y lo digo, porque a partir de ahora y en cada una de las competiciones que haga frente siempre lo llevare conmigo. Él ha sido partícipe de muchas alegrías nuestras y triunfos conseguidos, y desde aquí, nadie iba a quitarme dicho sueño.

Por eso en tramos los cuales tuve que afrontar y que se me hicieron eternos. Su presencia. Sus ánimos y carisma, se hicieron patentes en mi memoria. Dándome fuerzas donde no las tenía. Sintiendo como me empujaba en tramos los cuales no podía hacer frente (sobre todo el último y del empedrado).

Ahí notaba como me decía al oído (como en otras ocasiones y en cuerpo presente) "vamos hermano que lo tenemos conseguido". "Vamos que estamos fuertísimos y esta gente no va a poder con nuestro sueño". Por eso al final del recorrido y entrando en meta, todo para mí en concreto cobraba sentido. Podía brindárselo. Podía otorgarle semejante esfuerzo. Porque él junto a mí, fuimos los auténticos protagonistas de semejante reto.









Desde aquí decirte que te quiero Manuel. Lo sabes. Desde donde estés se que tu luz brillará aún más para todos los que te queríamos y de esta manera siguirás mostrándonos el camino como tú solo sabias hacerlo.




M A S   F O T O G R A F I A S    D E L   E V E N T O.











































  




















Por lo demás (y espero no haberos aburrido mucho), deciros que gracias por vuestros comentarios dejados en crónicas pasadas. Gracias por como os portáis conmigo y los elogios que escucho cuando os saludo personalmente.

Os recuerdo que todo esto no sería posible sin vuestra presencia. Sin vuestra entrega y sobre todo vuestra amistad sincera. Gracias por formar parte de esta gran familia llamada "deporte" y que cada uno en su justa medida afronta de la mejor manera.


Bijainnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnn