sábado, 14 de junio de 2014

1ª Etapa de la competición de la Quixote Legend 2014


Una semana entera me ha constado digerir las secuelas de esta competición la cual (nunca mejor dicho), pasa ya a ser Legenda.

La Quixote Legend, es de esas competiciónes las cuales una vez la has llevado a cabo en su totalidad, te cambian el concepto deportivo y  tu vida.

Han sido momentos buenos, muy buenos, duros y extremos, pero pasados estos, tengo claro ( y si se me diera la oportunidad de nuevo), la repetiría en su totalidad a pesar de lo sufrido.

El día 29 de Mayo partía hacia la localidad de Alcaráz parte de la expedición la cual iba hacer frente a tan exigente competición.

Andrés Moliner, Pedro Cayuela y el que suscribe, se embarcaban en una contienda la cual sin duda, iba a marcarles para el resto de sus vidas.

Delante nuestra, tres días íntegramente para disfrutar de lo que es montaña pura y dura, fraccionadas en tres etapas sumando para ello casi la cuantía de 160 km y más de 8.000 metros de desnivel acumulado en positivo.



Tanto física, como mentalmente, íbamos preparados. Pero lo que allí nos depararía una vez puestos en ruta, de lo pensado ni mucho menos.

Como os decía, sobre las 17:00 horas partíamos hacia esa localidad, la cual después de dos horas y media de viaje, llegábamos a las inmediaciones, donde la organización de dicha carrera había asentado el campamento. Para mí sin género de duda, otro Kampamento Base y de los buenos.

Estacionado el vehículo, tocaba aproximarse hacia el polideportivo y comenzar a realizar todas las labores burocráticas, las cuales nos harían situarnos, tanto sobre el dorsal el cual se nos asignaba para competir en la prueba (en mi caso el número 10), y resto de enseres, los cuales eran de vital importancia para hacer frente a la misma. 



Por ejemplo, la pedazo de bolsa que se nos entregó, la cual, dejo clara evidencia que en el interior de ella, cabía hasta nuestro Andrés Moliner. Momentazo este el de la bolsa con nuestro muflón dentro.

Trasladados al polideportivo de la localidad para situarnos, en el interior de sus instalaciones nos encontrábamos todo un Kampamento montado y de qué manera.

Tiendas de campaña de color rojo a dextrosum, y ubicadas de tal forma, que ni el mejor de los dominós puestos encima de una mesa. Bravo por la organización.

Eso era lo que nada más llegar nos encontrábamos. A partir de ahí, caras conocidas, amigos de batallas pasadas, compañeros y hermanos de Cartagena los cuales llegaban a la misma paz que nosotros, y comenzaban también a instalarse en el mencionado y precioso Kampamento.

Jose Amorós, Antonio e Isidro Ibarra, junto con la incombustible Inma Tonda. Nuestra princesa Esther Sánchez, Súper Suso y al paso de nuestro compañero David Martínez.




De esta manera, poco a poco, cada una de las tiendas de campaña se iban habitando.

Como catalogue en ese momento, ese pequeño iglú pasaría a ser mi casa los próximos tres días. Ufffffffff, cuantas emociones, sufrimiento y sensaciones se han quedado en su interior pasada esta gran batalla.

Ordenado todo y dispuesto para pernoctar la primera noche, nos trasladábamos a un lugar de ensueño (una iglesia), para que desde su interior nos diera la correspondiente charla para ubicarnos en materia y saber a lo que nos enfrentábamos.

No sin antes de dar por concluida a la contienda, de ofrecernos un coctel de bienvenida el cual nos dejaba perplejos por su contenido.

Vino, cervezas, canapés, y hasta morcillassss. Uffffffffffffff, pues si que comenzábamos bien la fiesta.

Cayuela y el Muflón, como buenos gladiadores de la materia, ya supieron colocarse en el lugar idóneo para verse alimentado y de qué manera. Y para más inri, terminado ese primer bocado y creyendo que ya nos íbamos para el Kampamento, se centraron el una mesa de unos portugueses y comenzaron a beber vino dulce y queso del bueno.

Lo que yo os diga, acojonaó era poco de cómo me encontraba yo en ese momento. Mi gente una vez despiertan al bicho que llevan dentro, no hay quién los pare.

Pero consecuentes y mirándonos a la cara, no hizo falta mediar palabra para entenderlo de inmediato. Tropa, retirada y a las trincheras.




Lo bueno del caso sabéis que es?, que para tener acceso a esa iglesia, la primera cuesta que nos encontrábamos se las traía y de qué manera.

Joderrrrrrrrrr, como se las gastan en Alcaráz. Pero vencida esta, al regreso fuimos cautos para no tropezar en su descenso y llegábamos sanos y salvos cada uno hasta la misma puerta de nuestras tiendas de campañas. Allí, se nos anunciaba que en breve se iba a dar por comenzada la cena.

Trasladados a ese lugar. En este caso muy cercano a donde teníamos nuestro Kampamento. Decir que lo que allí nos encontrábamos, era un lugar digno de ser habitado por Felipe II.

Tipo Catedral en ruinas, en su interior y al aire libre, todo un bufete para recargar las pilas de las mejores formas.

El catering que nos tenían preparado, no dejaba duda de que a lo que en breve nos íbamos a enfrentar, se las traía y había que alimentarse.

Pasta, arroz, pescado, pan, ensalada, embutido (pechuga de pavo, y jamón serrano), sandías, peras y plátanos,  y para rematar y de postre, danones y natillas. Lo que os diga, una dura y jodida batalla la que nos esperaba.

Ya con los depósitos llenos y de qué forma, nos fuimos a paso a paso y como (las muñecas de famosa), hacia donde se encontraban nuestros aposentos.

La primera noche, la pasábamos muy bien. Nada que objetar, ni molestias a recibir.




Lo que sí, me sorprendió una cosa. Y os preguntareis cual, no?, pues os voy a sacar de dudas enseguida.

La competición estaba programada que diera su inicio a las 09:00 de la mañana del día 30 de Mayo, desde la misma plaza del centro de la localidad de Alcaráz (Albacete).

Bueno, pues siendo esa la hora de partida de la competición, y abriendo el comedor para desayunar para los participantes, a partir de las 07:00 de la mañana, como puede ser, que sobre las 04:30 de la madrugada, ya deambularan seres, zombis o no sé qué hostias, por el interior del polideportivo, preparando cosas para la carrera.

Lo que hablábamos al respecto y junto a mi grupo desayunando, si hoy la carrera empezaba a las 09:00, y de madrugada la gente ya no dormía, la segunda prueba que empieza a las 08:00, que nos va a deparar. Biajinnnnnnnnnnn de sensaciones. Lo que yo os diga. Ehhhh, y todavía no habíamos comenzado a correr. Uffff, que bueno.

Desayunado como es debido. En este apartado debo añadir, que en mi caso fui previsor y me lleve lo que siempre suelo desayunar antes de los entrenamientos y competiciones exigentes. Mi batido de chocolate con mis copos de avena.

Os debo decir, que esa circunstancia me salvo de muchas cosas, pero sobre todo de una. La de evitar guardar cola todas las mañanas nada más levantarme. Eso para mí, ya era jugar con ventaja. Me daba derecho a descansar un poco más dentro de mi jama.

Con ello, no quiero decir que el desayuno que allí se servía fuera carente en su contenido, al contrario. Bollería, pan tostado, café con leche, te bien caliente, y un sin fin de repostería, que a los allí presentes, les hacían poner en estado óptimo todas sus arterias.
Quedaba poco ya para que esta gran fiesta montañera diera comienzo.

Trasladados hacia el lugar y equipados con nuestras mejores artes, nada más llegar a la plaza de donde se daba inicio a la prueba, gracias a un voluntario de la zona, (tengo que decir), que la prueba la pude disputar sin ningún problema.






Éste compañero ante mi presencia y fijando su mirada en mis pies, se percato que carecía del chip el cual tenía que ir envuelto a mi tobillo.

Cuando dirigiéndose hacia mí me dijo; te falta el chip compañero, os podéis imaginar cómo se me quedo el cuerpo.

Eran las 08:45 y en menos de 15 minutos se daba inicio a esta locura.

Pensar que de nuevo y echando leches tenía que bajar al Kampamento (y luego subir otra vez ), esa temida cuesta, encontrar el chip y ponérmelo, hizo que todas las alarmas saltaran en mi cuerpo.

Por lo pronto para activarme de inmediato, lo que hice fue ingerir un red Bull de los buenos. Ya la carga de adre ladina la llevaba, lo que me faltaba era hacer la correspondiente mezcla con esa bebida para ya no poner fin a mi carrera. Y he de decir que lo conseguí, que por arte de magia y a falta de 5 minutos para que se iniciara la prueba, ya estaba de nuevo con mi chip puesto y preparado al cien por cien, para disputar y luchar lo que hiciera falta.

Os puedo asegurar, que de todos los ultras a los cuales he hecho frente, este en concreto y sobre la primera prueba, el calentamiento que hice, en la vida lo había llevado a cabo. Salí corriendo sudando ya ,de cómo había bajado y subido del Kampamento Base.

Puestos en materia ya, no había marcha atrás. Se había dado el pistoletazo de salida y ya estaba inmerso y de pleno en esta competición tan dura y exigente llamada Quixote Legend.

Delante mía y para afrontar en esta primera prueba, 50 km, con un desnivel de 2400 metros en positivo acumulado.




Se trataba de unir las localidades de Alcaráz y Villanueva de Guadalentín por sus sierras.

Y vaya si lo hicimos. Y vaya si lo sufrimos. Y vaya si volvería a repetirlo, pero viniendo al caso de nuevo, decir que fue para mí sin duda la etapa más dura. Y en líneas más abajo os contaré el cómo y el porqué de lo dicho.

En grupo y como se tenía pensado, Cayuela, Andrés y el que suscribe, se abrían paso por esas veredas, paisajes y cumbres preciosas.

Pronto tuvimos la suerte de conocer, y que éste fuera ya parte de esta maravillosa historia, a un D.Quixote muy particular. Nuestro Tomás, venido de esa Isla maravillosa como es Palma de Mallorca.

Es lo que tiene esto de correr por montaña. Que sin conocernos de nada y por la pasión que nos comporta todo esto que hacemos y corremos, la energía siempre es positiva y se conecta de primeras.
Es lo que nos paso con él y cuanto me alegro. 

De esta competición saco este trofeo sin duda, lo demás, no me interesa porque siempre he dicho, que los otros están decorados de hierro.

Este trofeo del que os hablo es el de la amistad, el del compañerismo, el de compartir km y sufrimiento al unísono y saber que uno está por el otro, sin dudarlo.

Eso es lo que nos paso con el Gran Tomás Blanes y cuantas gracias doy por ello.




Poco a poco como os decía, íbamos restando kilómetros a esta primera etapa. Pero poco a poco también me daba cuenta de que algo no empezaba a ir bien en mi carrera.

Y el tarro del sufrimiento se destapó pasado el primer avituallamiento (decir que en cada prueba nada más que teníamos dos), teniendo que ser previsor al máximo para no quedarte sin víveres en plena competición.

Y digo que se destapo, y más concretamente coronada la primera cumbre, (km 23 aproximadamente), porque es cuando empecé a sentir molestias en mis pies, y esa circunstancia auguraba que a partir de ese preciso momento hasta la finalización de la etapa, me iba a enfrentar a un verdadero infierno.

Una semana antes de la competición, compre unas zapatillas nuevas. (malllllllll hechoooooooo lo seeeeeee). Pero es lo que yo digo, por mucho que creas que ya sabes bastantes cosas, siempre en cada competición se aprenden cosas nuevas.

Y en esta competición lo que he aprendido ha sido que, no se me vuelve a ocurrir, correr con una zapatilla que no me dé la garantía suficiente para hacer frente a los kilómetros requeridos.

Como os contaba, fue coronar esa primera cumbre y empezar a descender por donde tocaba y según tenía tipificado (mediante señalización), la organización, cuando me empecé a encontrar mal en pleno descenso.

De hecho, hasta ese preciso momento iba junto a Andrés Moliner, Tomás Blanes y Pedro Cayuela.

Pero por los fuertes dolores que me venían en mis pies, me resulto imposible (y sobre todo en ese descenso tan exigente), aguantarles el ritmo y poder proseguir la competición junto con ellos.





A partir de ahí, hasta la finalización de la prueba fue un auténtico calvario. De todo lo que me tocaba afrontar, en el único terreno que me encontraba agusto era cuando se tenía que llanear.

Y os puedo asegurar que sobre este terreno y competición que llevábamos a cabo, llanear, llanear que digamos, llaneamos poco.

No sé de donde sacamos las fuerzas. No sé de qué manera ni como, pudimos llegar al final de la prueba. Pero por el sobre esfuerzo realizado hasta ese momento, sabía de ante mano, que pagaríamos las consecuencias.

Los últimos 20 km de la prueba los solvente como pude. Coronada la última cima y sabiendo que para llegar a la meta nos quedaban solamente 7 km, no pensé en el inmenso dolor que se me acusaban en mis pies (sobre todo, en los dedos), y saque un pequeño extracto en mi memoria de uno de los libros que leí del gran maestro Kilian.

En resumidas cuentas, ante competiciones que vienen torcidas y hacen que se te acuse el dolor en alguna de las zonas de tu cuerpo, lo mejor sobre ellas es no pensar que te duelen.

Lo mejor es desactivar esa función y dar paso a nuevas sensaciones.

Aunque sepas que estás (o mejor dicho, andas jodido), lo mejor ante esa situación extrema es pensar en otras cosas y no que estás corriendo.

En esos precisos momentos donde el dolor se me acusaba y de qué manera, lo que traslade a mi mente fueron imágenes de sesiones de ciclo indoor en las cuales lo pasaba en grande y disfrutando de mi gente.




Me ayudo y mucho a desconectarme del dolor, la música que llevaba en mis walkman. Eran sesiones musicales, las cuales días antes ( y a caso hecho), había disfrutado junto a mi grupo en el centro deportivo donde imparto clases.

De ahí, de esas sesiones, extraje todas las máximas imágenes posibles, para pensar que de nuevo pedaleaba junto a ellos, olvidándome por completo lo que en esos momentos mis pies sufrían y se dañaban por el esfuerzo.

Tener en cuenta, y sé que os situáis porque no sois nuevos en esto), cuando corres con unas zapatillas las cuales te dan molestias, no solo implica que te duela en esa parte afectada ( tratándose de los dedos), sino que también al ya no ser la pisada neutra, empiezas a deteriorarte muscularmente.

Esa es la sensación final y con la que me quedo antes de entrar por la línea de meta.

Lo mejor, que pude hacerlo junto a mi Cayuela ( que por sí, también llevaba su procesión interna). Él, en este caso se le acusaba un dolor tremendo en la zona de sus talones.

Lo que comporto que con mucho valor y coraje, también terminara junto a mi esta primera etapa de la Quixote Legend.

Abrazándonos en la misma línea de llegada, nos lo dijimos, "enhorabuena hermano, porque solo tú sabes lo que has sufrido para cruzar esa primera línea de meta".




6h40 minutos era lo que marcaban nuestros GPS y 48 km.


Sobre el tiempo el cual se hizo está claro que no entraba dentro de nuestros pronósticos.

En esta primera etapa, se pensaba pasar por esa línea de meta, bajando de las 6 horas. Pero como nadie nace enseñado y ante las vertientes que te encuentras es como se trabaja, el resultado final era el que era, y con ello nos fuimos a descansar a recuperarnos a nuestra tienda de campaña.

Lo que debo admitir que nos salvo y mucho en el recuperarnos muscularmente fue, que una vez finalizada la etapa, nos metiéramos parcialmente y hasta la altura de la cintura, en un rio existente al lado del campamento el cual traía un agua, limpia, fresquísima y pura.




Mis compañeros de batalla, por la tarde repitieron experiencia, yo no quise arriesgarme en materia y preferí se conservador para no resfriarme.

Pero si que debo decir, que ese primer baño, nos desentumeció músculos, e hizo que nos recuperáramos de inmediato. Inclusive en pleno baño, se nos puso a llover y todo. Ufffffffff, perfecto.


VIDEO DE LA 1ª ETAPA, facilitado por nuestro compañero, amigo y hermano, JAVIER MARTINEZ.




Antes de darme ese primer baño y quitadas las zapatillas de mis pies una vez había finalizado la prueba, pude contemplar cómo estos se mostraban. Y más concretamente, mi dedo meñique de mi pie izquierdo.

Destrozado, en carne viva y sangrando. Así se mostraba y sabía de antemano, que esa circunstancia iba a mediar y de qué manera al resto de días y competiciones venideras.

Previsor en materia y gracias a la organización, me traslade hasta el lugar donde habían instalado unas carpas con servicio de podología y masajes para los participantes en la prueba.

La salvedad (agradecido en mi caso), fue que el servicio de podología era gratis. Los masajes en este caso se tenían que pagar a un módico precio de 10 euros.

Puestos en manos de profesionales estos valoraban a primera instancia las lesiones las cuales presentaban. Lo que se predeterminaba en el momento no era que fuera muy halagador, pero curadas y tapadas con ungüentos y restos de tiritas, conforme me lo dejaron, corrí al día siguiente, a pesar de la insistencia del facultativo de que por la mañana me realizara yo las pertinentes curas y cambiara las tiritas.

Lo tenía claro. No toco nada de lo que ya está arreglado. Así lo hice, y llegado el momento y sin duda alguna, lo mejor que pude hacer.

Una vez ya duchado y reconstituido, tocaba cenar en la zona habilitada para tal efecto, y en este caso después de realizada la toma oportuna de carbohidratos y proteínas, me metía en el interior de mi tienda de campaña hasta el día siguiente.

NOTA: En relación a la crónica en la cual estoy inmerso y elaborando, debido a su extensión, prefiero confeccionarla en tres partes, dando el verdadero sentido a cada una de las etapas a las cuales nos hemos enfrentado y al final de la misma, os dejaré también el vídeo íntegro de una hora que hemos confeccionado.

Mientras tanto y como os ponía en conocimiento en líneas arriba, hasta llegar a esta 3 etapa y última, os dejaré unas imágenes facilitadas por mi hermanico de fotografias, JAVIER MARTINEZ.

Gracias como siempre por la confianza depositada en mi persona, y los escritos y palabras dejados en mi facebook y blog persona, las cuales me motivan y mucho para seguir haciendo lo que estamos haciendo.





Un fuerte abrazo mi gente. Os quiero..

No hay comentarios:

Publicar un comentario