Mermado de una manera bestial,
ponía los pies en el suelo de buena mañana. Concretamente a las 06:30 horas.
Como se había estipulado, a las
07:00 en punto, se abría el comedor para poder desayunar junto a la peña.
No me preocupaba mucho el tema
del desayuno, porque como os contaba en la primera crónica de la etapa 1ª, al
lugar fui con mis copos de avena y batido de chocolate.
Como os decía, entumecido y
dolido principalmente en la parte de los dedos de mis pies, haciendo hincapié
(nunca mejor dicho), en ese dedo meñique, tenía claro de cómo estaba vendado y
curado, el que suscribe no iba a tocar nada hasta que no finalizara la prueba.
Tenía mis dudas, Dios lo sabe que
iba mermado y de qué manera.
Justo cuando terminé la primera
etapa, psicológicamente me hundí. No era yo. Era una sensación la cual en una
competición nunca había tenido.
Claro está, era la primera vez
que hacía frente a una exigencia de esta índole.
Como os digo, la tarde noche la
pase fatal. Inclusive, amigos del grupo sabiendo cómo era yo, me lo decían al
percatarse de que estaba callado y como ausente.
He de reconocer que fue muy duro.
Fueron muchos meses los que estuvimos trabajando para hacer frente a esta
competición de las mejores maneras, y lo que menos podía pensar, que a la
primera de cambios, todo se torciera e inclusive pudiera darse el caso de que
se fuera la misma al traste. Pero no, y he de decir que qué
orgulloso me siento.
Orgulloso y que doy gracias a
Dios por que le pudiera poner fin a la misma estando jodido como lo estaba.
Para empezar, y antes de marcharme hacia el lugar de
salida, tenía claro que la segunda etapa no la iba hacer frente con las
zapatillas que use el primer día (las Adidas).
Cauto sobre el tema, me traje por
si acaso Las Sportiva que unas semanas atrás había comprado.
Las mismas las cuales en las tres
salidas que había hecho con ellas, a partir del minuto 30 de estar corriendo
con ellas, se me empezaba a dormir la planta del pie derecho.
Tenía claro que me la iba a jugar,
y si con ello comportaba el que a mitad de la etapa tenía que retirarme por no
poderle hacer frente como era debido, lo asumiría y vendrían años más adelante
para hacerle frente y mejor preparado.
En esta ocasión, una vez más, mi
señor Jesucristo estuvo de mi parte. Y luego os diré porque.
Mientras tanto os voy a situar en
breve. 07:45 nos encontrábamos a lo largo y ancho de una calle para dar salida
a esa segunda etapa.
Con mis Sportiva puestas y junto
a Andrés Moliner, Jesús Laborda (Suso), Esther Sánchez, Pedro Cayuela, Antonio
e Isidro Ibarra y demás compañeros de Cartagena, nos disponíamos a comenzar de
nuevo otra (pero en este caso), la más dura de las etapas de la Quixote Legend.
Delante nuestra, tocaba
trasladarse desde la localidad de Villanueva de Guadalentín, hasta la localidad
de Yeste.
60 km de recorrido con un
desnivel en positivo acumulado de 3000 metros, y entre medio con una cota
máxima de cumbre llamada el "mentiras", y con una finalización de
etapa, que en líneas más abajo ya os situaré en materia y os contaré lo que me
encontraba.
Previo a la salida, la
organización ponía en conocimiento al resto de participantes la obligación de
llevarse cortavientos o chubasquero, porque había un índice de un 100 por 100,
que en plena carrera nos llovería. No se equivocaron y cuanto que
les estoy de agradecido.
Y cuando digo que no se
equivocaron lo digo porque fue nada más salir,
y a la altura del km 10 de ruta comenzar a llovernos.
Esta carrera ya desde su inicio
iba a ser totalmente diferente a la primera, y más cuando transcurrido unos 50
minutos de competición, me percataba que mis pies, en absoluto se me dormían.
Justo en ese preciso momento, aún
llevando las heridas que ya llevaba en mis pies, respiraba tranquilo.
Por lo menos sabía que a lo que
ya tenía que hacerle frente, mermado, lo que se dice mermado como me creía que
estaba, no lo iba a estar, y cada zancada y paso que daba, volvía a disfrutar
corriendo.
A esa circunstancia y añadido
extra, en esta 2ª etapa teníamos que añadir el aliciente que nada más darse el
inicio de ruta, nos emparejamos junto a Esther Sánchez, Suso, y mi Andrés.
De inicio, nuestro Cayuela y debido a molestias del día anterior, no pudo mantener el ritmo y quedo un poco más atrás del grupo rezagado y haciendo él solo frente a tal competición dura y exigente en su contenido.
De inicio, nuestro Cayuela y debido a molestias del día anterior, no pudo mantener el ritmo y quedo un poco más atrás del grupo rezagado y haciendo él solo frente a tal competición dura y exigente en su contenido.
Pronto ya nos adentramos por
veredas y caminos preciosos. Lugares que inclusive te hacían trasladarte a
otros países.
Nosotros que del lugar de dónde
venimos el verde nada más que lo vemos expuesto en los rotuladores, el verte
inmerso y corriendo por esos parajes, te hacían sentirte un hombre libre en
mitad del planeta.
Pronto llegaría esa zona a la
cual teníamos que ponernos el cortavientos y seguir corriendo con él puesto.
En esta segunda competición, a la
gente he de decir que inclusive los veía más fuertes que el primer día. Nada
más salir, ya el ritmo que imponían de carrera era impresionante.
Cauto en la planificación de esta
ruta, como me encontraba muy bien y sabía que no iba forzado, los primeros
lances de la competió los hice íntegramente
con mis compañeros.
Pasados ya los primeros 20 km de
ruta, íbamos dirección hacia esa cumbre temida, la cual en el día de la prueba
se encontraba totalmente cerrada por niebla y lloviendo. E inclusive en algún
que otro tramo, granizando.
Ahí debo decir que el que suscribe y el resto del
grupo, tuvimos suerte porque a lo único que nos tuvimos que enfrentar fue a la
intensa lluvia del momento y al frio.
La organización inclusive llego a
barajar la posibilidad (para asegurar en materia y que no hubieran males
mayores ), la de acotar la zona de la cumbre y bordear dicha montaña por temor
a que alguien pudiera lastimarse.
Pero he de decir, que llegado el
caso y al lugar descrito, nos encontrábamos a la montaña como es, salvaje, dura
y fría.
Toda la ascensión hasta su cumbre
la hicimos muy conservadores y consecuentes a no forzar la maquinaria, ya que
quedaba una vez coronaras su punto más alto, justo la mitad de competición
hasta llegar a la meta.
Todo ese descenso del mentiras
debo decir que fue alucinante. Impresionante y algo peligroso también, lo cual
hacia que agudizaras tus pisadas y aseguraras en cada paso.
Las sensaciones del grupo en todo
momento eran muy buenas. Andrés en su línea, Suso, (Uffff, lo veía súper
fuerte), y a mi cayuela, llegados a estas alturas, no sabíamos donde se
encontraba.
Y qué decir de nuestra princesa Esther. Ella en todo momento y sin género de dudas
era la que tiraba del grupo y de qué manera.
También he de decir, que en un
lance de la competición, esta tuvimos el privilegio de compartir unos
kilómetros de ruta junto a nuestro compañero y amigo, Miguel Angel. Otro titán
y de los grandes.
Que por cierto, en esta
competición he de decir que lo vi motivadísimo y a un ritmo muy bueno.
El que suscribe como os decía iba
a las mil maravillas. Molestias sentía en mis dedos, sabía que cuando
finalizara la competición tendría que pasar de nuevo por el facultativo, pero
de sentir (sobre todo en los descensos), que en cada zancada que daba, esta no
me dolía nada, hacia que en ladera (que parecían toboganes), disfrutara como un
niño en el tutuca espla del Porta ventura.
Que por cierto, tuvimos una de
esas bajadas las cuales tuvimos que amarrar el pony en un par de ocasiones ,
porque era tanto el barro que se nos acumulaba en las zapatillas, que correr no
corríamos, esquiábamos mejor dicho ,al sentir como nuestras suelas de las
zapatillas resbalaban sobre el terreno, haciendo impracticable que la pisada
fuera neutra. Por eso lo de amarrar el pony, aflojar el ritmo y salir de ese
atolladero sanos y salvos.
TRAC DE RUTA 2ª ETAPA : http://connect.garmin.com/activity/512230105
TRAC DE RUTA 2ª ETAPA : http://connect.garmin.com/activity/512230105
Lo conseguimos, y a ese ritmo
llegábamos al último avituallamiento.
En esta ocasión debo decir, que
momentos antes y viendo (como os decía que las sensaciones eran buenas), me
separaba del grupo justo en el momento que nuestro Suso me daba un par de
dátiles.
Debo decir, que viendo la
respuesta que tuvieron estos (sobre todo al ser ingeridos), y posteriormente
cambiar de ritmo y separarme del grupo, luego en la cena fue momento de
tertulia e inmensas risas al recordarlo.
Así, llegaba solo hasta el último
avituallamiento, que ya en su interior y de pasada, ingerí lo que me venía al
paso ( cucharadas de nutela, trozos de naranjas, sandía, lonchas de pechuga de
pavo, membrillo y frutos secos, y de esta manera continuaba con la marcha.
Antes de dar por finalizada esta
competición debo decir que me esperaba una circunstancia la cual hacía mucho
tiempo que no me pasaba.
En competiciones anteriores
sabéis de que he sufrido mucho de calambres y tirones.
Pero en esta ocasión y en uno de
los momentos (no más duros de la carrera diría yo), y si, más exigentes, me
venía un pajarón del quince, de los cuales puesto en un arbol, os puedo decir
que lo tira abajo del peso de pajarón.
Como os decía, pasado lo más duro
( o eso creía yo), del km 52 al 55, nos tocaba hacer frente a una subida, que
más que subida lo bautice yo como "un alicataó de primera".
Chachoooooooooooooooo, pero quién
decidió finalizar la etapa por esa vertiente?, ufffff, me las vi y me las desee
para poder coronar su cumbre y proseguir con la marcha.
Bueno, de hecho lo conseguí
gracias a dos andaluces. Dos compañeros que sin conocerlos de nada y llegados a
mi altura, me facilitaban comida la cual una vez ingerida, hacia que me
recobrara y de qué manera.
Por cierto, nunca me imaginé que
tres dátiles y un gel energético diera para tanto.
Parecía que me habían invitado a
una mariscada, y muestra de ello una vez ingeridos estos y finalizada la etapa
junto a estos ángeles de la guarda (porque está claro que para mí en esta
competición lo fueron), se lo ponía en conocimiento al decirles que me habían
salvado justo en este tramo y que por ello, pude finalizar la etapa.
Lo mejor del momento, que gracias
a mi "pekeñica", lo grabábamos todo. El momento del pajarón y la
entrada a meta.
Esta entrada a meta en la
localidad de Yeste después de concluida la etapa, debo decir que fue muy
especial en su contenido.
Aparte de haber estado corriendo
más de 8 horas para conseguirlo (concretamente 8h40minutos), esa finalización
de etapa fue especial por cómo se desarrollo y se llevo a cabo.
Nada más cruzar la línea de meta,
allí me esperaban mis dos salvadores (los cuales habían entrado segundos
antes); y estrechándonos en un inmenso y sincero abrazo, ( sin conocernos de nada),
nos emocionábamos y nos felicitábamos por lo conseguido.
Esta circunstancia. Estas
sensaciones, estas emociones y muestras de sacrificio, esfuerzo y empeño por
terminar lo que desde un inicio te has propuesto, es lo que te otorga las
carreras de montaña.
Como siempre os he dicho, no hay
dinero que pueda pagar, o comprar los sentimientos que allí se generan. Para
saberlo, hay que vivirlo en primera persona, y está claro que una vez lo haces,
ya no vuelves a ser el mismo.
Finalizada la competición nos introducíamos
en el interior de la furgoneta de mi amigo y hermano "CHULES", el
cual junto al resto de corredores, nos acercaban al campamento donde teníamos
nuestras tiendas de campañas para que pudiéramos asearnos y con ello secarnos y
descansar de nuevo.
Así lo hicimos, como también una
vez me había duchado, visitar al podólogo de la competición para que revisara y
curara las heridas que ya presentaba.
En este caso y llegado a su
altura, no tenía tiritas ni vendajes puestos, éstos, todos en su totalidad, durante
la competición me había desaparecido como por arte de magia. Y por esta
circunstancia, pague las consecuencias.
El dedo meñique de mi pie
izquierdo estaba muy lastimado. Estaba en carne viva y sangrando.
No me dolía, pero sabía que las
friegas y curas a posteriori que me realizaran, harían que viera las estrellas
en todo momento. Así fue, y como pude lo aguante a mi manera.
A parte de la lesión que
presentaba mi meñique, también decir que, llevaba lesionada toda la parte de
los dedos en su parte superior y donde está el hueso. Rozaduras a tutipley y a
dextrosum.
En esta segunda ocasión que me
trataba el podólogo, al ver la consideración de mis heridas, no dudo en sacar
una cámara de fotos y echarle un par de fotos a mi meñique para en futuras
charlas presentarlo como excombatiente de la Quixote.
Aqui decir que repetí como cuando
me ofrecen unas natillas. Y digo que repetí, porque conforme me curo los pies y
dejo el vendaje, de la misma manera y forma, al día siguiente y con las
zapatillas puestas, hacía frente a esta tercera y última etapa de la Quixote
Legend.
Esperar a que llegaran el resto
de compañeros, que poco a poco iban haciendo acto de presencia por la zona, y
una vez todos juntos, dirigirnos hacia comedores y reponer fuerzas de las
mejores formas.
Lo hicimos igual que siempre.
Exactamente igual al día anterior. La misma gente y una añadido extra y
emocionante.
En este caso contábamos con la
presencia de nuestro maestro Juande y su reina Conchi.
Él, junto a su mujer conchi, se
habían trasladado a la zona para compartir junto a nosotros risas, momentos y
Bijain de abrazos.
También Juande traía un añadido extra a ese necesitado momento, que sería correr junto a nosotros ( y como última etapa), esa tercer carrera, la cual se disputaría a la mañana siguiente.
También Juande traía un añadido extra a ese necesitado momento, que sería correr junto a nosotros ( y como última etapa), esa tercer carrera, la cual se disputaría a la mañana siguiente.
Para terminar con esta segunda etapa, os dejo con estas preciosas imágenes, facilitadas por mi gran amigo, compañero y hermano de batallas, Javier Martinez.
muy buena crónica ¡¡¡¡¡ eso sii cuídate esos dedos compañero
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