domingo, 20 de enero de 2013

Corriendo por Esperanza para David



Antes de dar comienzo a esta crónica, deciros que me ha sido imposible el teneros informaros sobre los entrenamientos que hemos llevado a cabo durante toda esta semana pasada.

El motivo ha sido laboralmente. Me ha sido imposible salir a correr desde el pasado Martes, y es por ello que no me he podido documentar para que pudieras disfrutar de nuevo de un gran específico.

Pero como siempre. Los buenos espartanos tenemos guardado en nuestra recámara una bala. Y en este caso de las buenas. Por ello, en líneas más abajo os voy a dejar íntegramente con la crónica del gran RETO que llevamos a cabo.

Os hablo para situaros, de la gran hazaña que se llevo a cabo los pasados días 22 y 23 de Diciembre del año pasado. La BDM X-TREM FM de nuevo y por nuestro David, se ponía en marcha para cubrir la distancia desde Cartagena a Caravaca de la Cruz (Murcia) corriendo (160 km), por una causa solidaria.



Sin más, os cuento:



Antes de dar inicio a toda esta magia de nuevo, deciros que fue genial, maravilloso e impresionante lo que junto a mi grupo pude sentir, vivir y disfrutar durante todo este RETO que llevamos a cabo de nuevo por nuestro DAVID.

Os situo. Tiempo pasado, Mister Morcillo y el que suscribe, una vez terminamos el reto Cartagena – Elche (más la media maratón de dicha localidad 121km), lo tuvimos claro. No lo dudamos en ningún momento.

Viendo las sensaciones tenidas durante el transcurso del mismo, había que repetirlo, pero en este caso incrementando más aún los kilómetros.

Y a fecha de hoy, así ha sido. Gracias a la constancia. Al tesón. AL esfuerzo de todo un grupo patrocinado por FONTANERIA MARTINEZ, y dedicado a las carreras de ultra fondo, llamado BDM X-TREM FM.



Ese nuevo reto ha sido posible, en este caso uniendo las localidades de Cartagena y Caravaca de la Cruz por el camino de nuestro Santo, Santiago Apóstol.

Esta vez, el reto como os decía en líneas arriba iba a ser cubrir dicha distancia (160 km (, corriendo.



El día señalado para tal referido reto (por las fechas tan entrañables y para dar por finalizado el año), fueron los pasados días 22 y 23 de Diciembre.

A las 8:00 en punto del día 22, y como se había planeado nos dábamos cita todo el equipo al completo en la Iglesia de Santa Lucía para dar inicio a un nuevo sueño.

Dicha ruta la íbamos a realizar corriendo en su totalidad siete corredores. (Mister Morcillo, Uris, Ángel Mayor, José Ramón Garrido, El maestro Juande, Súper Cayuela y nuestro PEPELU (José Luís).



Por otra parte se sumaban al reto y en este caso para realizarlo en bicicleta y al lado nuestro para darnos protección en tramos donde la visibilidad se carecía de ella. El primako, Carrión, Manuel Funes, nuestro Rambo Funes acompañado de su amada Amparo, Pedro, David Martínez y Jorge Conesa.

Ellos, junto a nosotros, formábamos el equipo al completo el cual iba hacer frente a dicha locura kilométrica por los caminos y sendas de nuestra Murcia del alma.



Aparte, el equipo de la BDM X-TREM, contaba también con dos vehículos de apoyo logístico, el cual durante todo el trayecto y en diferentes puntos acordados nos esperarían y nos abastecerían de comida solida y bebida isotónica.

Ellos son, Carlos, Anuca y Javier Martínez. Éste último aparte, dejaría constancia del referido evento, mediante fotografías e imágenes grabadas en las cámaras que portaba para tal efecto.



Como os decía, a las 08:00 en punto, partíamos desde la Iglesia de Santa Lucía de Cartagena todo el grupo, hacia el puerto de pescadores de Santa Lucía, para hacernos la última foto de partida y junto a la imagen allí situada de nuestro Santo, Santiago Apóstol.

Compañeros, amigos y familiares se aproximaban al lugar para darnos el último aliento para hacer frente a lo que teníamos por delante.



Con las pilas cargadas. Motivadísimos, dábamos inicio a todo un sinfín de sensaciones, que estaba seguro que una vez finalizado el mismo, nuestras vidas iban a cambiar para siempre.

Antes de dar inicio al recorrido, la sorpresa fue tremenda, porque al grupo se unían con la intención de realizar una parte del recorrido nuestro  SUPER LUCAS y un compañero suyo.



Fue una sorpresa grata y a la vez inesperada, porque la noche antes nos anunciaba Lucas que no iba a poder asistir al reto.

Pero como el querer es poder, de donde pudo saco tiempo y la intención tanto de él como de su acompañante, fue de acompañarnos durante un primer tramo hasta llegar a la localidad de los Martínez del Puerto. (Aproximadamente 30 km de ruta).


Fue toda una experiencia para mí durante ese trayecto tenerlo a nuestro lado. Lucas es un punto de referencia para el grupo y mi primako.

Es una persona que hace apenas un año corría, y como él nos decía de voz y boca. Yo antes de conoceros era como Romario en sus mejores momentos. No corría más de 10 metros seguidos y siempre dentro del área.



Y ahora, se veía compartiendo junto al grupo, de una distancia para él impensable de 30 km. Esa es la magia del deporte. Esa es la magia del grupo. Que juntos, todo lo que nos proponemos se cumple.

Pues como os decía, puestos en ruta, partíamos por las calles de mi querida Cartagena para coger dirección hacia la barriada de las Dolores.



Esos inicios. Esos comienzos de ruta, siempre son igual. Incertidumbre de cómo nos saldrá todo. Si seremos capaces de conseguirlo. Si nos respetaran las lesiones para una vez acabe el mismo poder seguir con nuestras competiciones de montaña.

En fin, un cúmulo de pensamientos que te hacen durante un buen rato sopesar si a lo que vas hacer frente, merece la pena.



Y vaya si merece la pena. Tremendamente porque lo que se viví, siente y disfruta en un evento de estas características, nadie que no lo haya vivido en primera persona sabe lo que se siente.

Llegado a la altura de la media sala, nuestra sorpresa ( y al paso por un semáforo que tenía a varios vehículos parados fue), que uno de ellos gritara en voz alta y clara, “Vamosssssssssssss muchachos, que ayer os vi en la tela y sé qué vais a conseguirlo”.



Ufffff, que momento. Cayuela y yo nos mirábamos y sin mediar palabra sabíamos lo que pensábamos.

Días atrás habíamos estado en una televisión local de Cartagena para poner en conocimiento dicho evento, y veíamos que la gente había visto la entrevista que nos hicieron, y al reconocernos se emocionaban y nos animaban a que consiguiéramos nuestro sueño.



Ese fue otro gran punto de motivación extra, el cual en diferentes momentos del camino aflorarían en mi mente para seguir dándome fuerzas y no desfallecer en el intento.

Pasado los Dolores, llegábamos a  un camino el cual nos desviaría de la carretera general para adentrarnos en el campo de Cartagena por sus caminos, trazas y trasvases, y nos llevaría hasta la localidad del Jimenado.



Ya en dicho cruce de la referida localidad, divisábamos lo que era el lugar donde íbamos a asentar al grupo, para tener nuestra primera parada técnica e ingerir alimentos tanto sólidos como líquidos para seguir afrontando el camino de las mejores maneras.

Dicho lugar, era LOS MARTINEZ DEL PUERTO. Sorpresa la que nos llevábamos el grupo al completo cuando llegados a dicho término municipal, nos llevábamos otra grata sorpresa. Justo en el camino y por detrás del grupo, oíamos unos pitidos de un vehículo el cual al percatarnos de quién eran, nos alegro mucho por sus ánimos.



Eran Raúl y Rubén. Parte integrante del grupo también, pero que no pudieron asistir a realizar el reto por circunstancias personales.

Ellos en este caso nos acompañaron hasta un  restaurante denominado “EL RINCÓN”, y allí nos encontrábamos una mesa preparada íntegramente para nosotros con los mejores manjares de la tierra para reponer fuerzas.



Todo esto inesperado y preparado por nuestra bella dama Amparo y nuestro Rambo, ya que no sabíamos que ella era de dicha localidad y allí estaba su padre para prepararnos referido festín.

Os lo podéis imaginar. Cerveza a tuti pley (pero en este caso controlando que lo que teníamos por delante era mucho todavía). De comida, al recordarlo se me hace de nuevo la boca agua.  



Plataco de Jamón y queso. Ensaladilla Rusa. Platos de queso fresco con latón con limón y pimienta. Y lo mejor de todo esto, que una vez ser termino todo, el asiático de rigor en una pedazo de copa que nos quito el cansancio de cuajo.

Puestos de nuevo en ruta. Aquí en este punto en concreto y con unas sensaciones buenísimas, dejábamos a nuestros compañeros Lucas y su colega.



Ellos habían cumplido y con creces su objetivo. Cubrir esa primera etapa. Habían sido previsores y habían dejado un vehículo en la localidad, para cogerlo y en este caso volver hasta Cartagena y dar por finalizado su reto.

Ya a partir de su ausencia, nada sería lo mismo. Para nosotros, el grupo es importantísimo. Necesario el que nos veamos todos y disfrutemos de lo vivido, Pero estaba claro que iba a ser una auténtica locura forzarlos y decirles que siguieran acompañándonos para que en este caso lo único que su pudieran encontrar, fuera una lesión inesperada.


De esta manera continuábamos, y en esta ocasión con las pilas bien cargadas. Cogíamos dirección hacia nuestro segundo punto asignado de parada.

Como os decía en líneas arriba, el punto de la primera parada fue concretado en el km 30. En este caso el segundo sería en el Km 60.


Si nuestros cálculos no nos fallaban, sería justo al llegar al Santuario de la Fuensanta en Murcia).

Ese tramo indiscutiblemente para todo el grupo fue el mejor. También decir que el más duro en lo que concierne técnicamente.

Llegábamos a la gasolinera del Puerto de la Cadena, y repuestos en líquidos, nos adentrábamos por un paraje que para mí y todo el grupo fue precioso.



Delante nuestra teníamos el momento más exigente de toda la ruta concerniente al desnivel al cual en breve íbamos hacer frente.

Nos íbamos adentrar por todo el Valle y las imágenes que nos iban a ofrecer dicho paraje iban a ser tremendas.



Paso a paso. Sintiendo cada metro en nuestras piernas, os adentrábamos por esos inconmesurables bosques.

Preciosos. Vistas de Murcia alucinantes y bajadas de ensueño. Todo eso era lo que hacía que le grupo se mirara y fueran al unísono partícipe de todo ello.
Qué locura. Que gusto el poder disfrutar de todo esto junto a los míos, me decía yo mismo. Y encima de todo por una buena causa.



Pasado toda la zona conocida como el Valle, saltábamos de nuevo al asfalto y un cartel nos anunciaba que nuestra próxima meta ya la teníamos delante.

A escasos tres kilómetros, el Santuario de nuestra Fuensanta. La llegada a dicho lugar fue especial. Fue muy emotiva de ver que todos pensábamos los mismo.



Estábamos poco a poco restando kilómetros y ya casi rompíamos la barrera de los 60. Yo ahí, psicológicamente ya lo afrontaba pensando que ya lo que nos quedaban eran 100 km.

Pero más que 100 km, pensaba que ya habíamos roto el parcial de los tres dígitos y volvíamos a los de dos.



Es importantísimo que uno mismo ante distancias tan largas, se estructuren y planeen bien el recorrido.

El que suscribe desde que salía de Cartagena iba por tramos. No pensando en la cantidad total de kilómetros a realizar, no.



Si nada más salir piensas que delante de ti tienes que hacer frente a 160 km, justo en la Plaza España de Cartagena me hubiera dado la vuelta.

Lo estructuras por tramos. Los Metz del Puerto. De ahí, pensar que lo próximo será La Fuensanta, y así poco a poco y adentrándote de lleno en toda la ruta.



Pues en este caso como os decía, habíamos superado la segunda parada técnica, y decir que con muy buenas sensaciones.

En este tramo en concreto se sumaba que la parada técnica iba a ser para comer también. Imaginarse el festín de nuevo que nos pegábamos.



Cada uno sacaba de su chistera sus mejores alimentos para compartirlos junto al grupo. Uno arroz. Otros pasta. Otros pastel de chocolate etc..

Una auténtica locura culinaria. La cual y sumado al café solo que nos tomábamos en la cafetería allí existente, hacia que los depósitos corporales se llenaran de las mejores fuentes de energías existentes en el lugar, y nos pusiéramos de nuevo en ruta para afrontar otro nuevo tramo.



De ahí, nos tocaba dirigirnos hacia la Capital. Murcia nos esperaba esplendorosa y preciosa ante las fechas navideñas que se aproximaban.

Una vez ya por sus calles, he de decir que comencé a tener molestias en la zona de mis ingles. Sin darme cuenta y por un fallo garrafal, me empezaba a escoriar y era porque encima de las mallas me había colocado unos calzoncillos.



De ese tramo hasta el final del reto, para mí, todo iba a ser diferente. Ya la herida estaba hecha, y por mucho que me quitara los calzoncillos (como hice y me pusiera vaselina), las molestias y escozores perduraron hasta el final del trayecto.

Lo sufrí, durante los 100 últimos kilómetros que me quedaban para superar el RETO. Como podía, iba afrontando partes y tramo del mismo, pero como una consigna clara, (y ahí me venía a la cabeza mi gran amigo y hermano ANDRÉS MOLINER), yo iré jodido, iré mal y momentos más que mal, pero lo que tengo claro, es que esto lo terminamos.



De esta manera, como os decía nos adentrábamos en la ciudad de Murcia hasta llegar a su puente donde una majestuosa virgen nos daba la bienvenida.

Foto de rigor junto a ella y en el referido puente junto al grupo, y por la parte de su rio y carril bici, nos adentrábamos para completar 10 km más y llegar hasta la localidad de Jabalí Viejo.



En esta parte de la ruta, tengo que hacer mención a una persona la cual desde las 16:00 horas ( y lesionado, ya que estaba con muletas), nos estaba esperando justo antes de dar comienzo el tramo del carril bici que discurre junto al rio.

Él se llama ANTONIO MARTINEZ PEDREÑO. No lo conocía en persona, pero por sus muestras de afecto y cariño, para nosotros ya es del grupo. Nos esperaba con una mochila con bebidas para refrescarnos y por si necesitábamos algo.

Desde aquí, ANTONIO. Mil gracias por tu gesto.



Continuando en ruta, en esta parte he de decir que ya se nos echaba encima la noche. Observábamos como nuestro horizonte se apagaba poco a poco (con unas vistas preciosas), y nos adentrábamos en una nueva madrugada, la cual una vez más iba a ser especial por todo lo que nos quedaba por disfrutar.

El tramo del rio (10 km) fue precioso. Tuvimos hasta el placer de poder compartirlo junto a otros senderistas y corredores que por allí hacían acto de presencia.



Como os digo, especial el momento. Ya llegados a Jabalí Viejo, retomábamos fuerzas y continuábamos dirección hacia los extrarradios de Molina de Segura.
El paso por las afueras de la fábrica de la HERO, para mí, fue especial. Me hizo recordar tiempos lejanos y cuando estaba en el colegio, ya que un día nos llevaron de excursión y me vinieron todos esos recuerdos. Qué bueno.

Todo ese tramo lo hicimos sin parar y con buenas sensaciones. El grupo al completo y después de casi 80 km en el lomo, iba íntegro. Sin problemas y queja alguna.



Motivadísimos y disfrutando de todo lo que se caminaba y nos íbamos encontrando seguíamos con nuestros comentarios y bromas junto al grupo.

Hasta en ese tramo nos llevábamos una sorpresa al observar como de frente venía una persona la cual se parecía a nuestro JAVIER MARTINEZ (cámara de la Brigada). 



Coñó si se parecía. Que era él. Chachoooooooooooooooo?????? Le decíamos, y tu de donde sales con tremenda máquina. Ja ja ja. Risas y más risas a nuestro paso.

Nos acompañó durante unos km, para llegar a la localidad de Alguazas, y desde allí, y desde su furgoneta y 4X4 de Carlos y Anuca, reponer de nuevo fuerzas para afrontar el último tramo y que creeríamos que nos llevaría hasta la localidad de MULA.



Delante nuestra aún teníamos aproximadamente unos 30 km más que recorrer.
Abrigándonos más de lo que íbamos para afrontar el nuevo tramo, nos dirigimos hacia unos caminos (que la verdad para mí se hicieron eternos), los cuales se transitaban nada más que en línea recta y sin un final establecido.
Era la vía verde. La antigua línea de ferrocarril, la cual discurría entre las localidades de Murcia y Caravaca.

Como os decía, caminos rectos hasta hartarte de caminar. Menos mal que era de noche, y la percepción de la distancia la perdíamos, nada más que centrándonos en el haz de luz que mostraba nuestro foco.



Ya con la noche encima y pasadas las 00:00 de la madrugada, el grupo viendo que no nos daba tiempo llegar a la localidad de Mula (donde teníamos un hotel reservado para cenar y reponer fuerzas), determinábamos y llegado a la localidad de Campos del Rio, cenar y asegurar una buena ingestión de alimentos, no pudiera ser que llegado el caso y al hotel referido, allí fuera muy tarde y la cocina ya no estuviera abierta.

Sabia elección y menos mal que lo hicimos. Porque a localidad de Mula llegábamos a las 03:30 de la madrugada.



Bueno, pues afincados en Campos del Rio en un local que se denominaba “BULEVAR”, dábamos rienda suelta a nuestro apetito.

Os podios imaginar cuando hacíamos acto de presencia en el referido local, los lugareños que allí dentro se encontraban.



Nosotros equipados con nuestros mejores ropajes de batalla, y ellos de fiesta, se nos quedaban mirando como diciendo “DE DONDE HA SALIDO TO LA TROPA ESTA”.

Pues como os decía. La ingesta fue tremenda. Cervezass, Olivas, platacos de patatas fritas de bolsa, hamburguesa del 15 que nada más al primer bocado ya te quitaba todo los males, hacían que el momento fuera especial.



Risas, risas y más risas es lo que durante casi una hora que estuvimos cenando, nos acompañara en tremenda mesa.

Eso y el momento de nuestro Maestro Juande (apenas sin voz por el frio del momento), lo cual hacía pensar a la camarera del local, que junto al grupo nos acompañaba un hombre mudo.



Ya que no hablaba durante toda la noche y se dirigía hacia nosotros con señas, el momento clave fue cuando la camarera se dirigió hacia él, y mirándolo a la cara y con una seña (como si de nuestro saludo bijain se tratara), le decía si le echaba coñac en el colacaó que se había pedido. Uffffffffffffffff, que momento. Tendrías que haber visto la cara de Juande. No paraba de reírse. Qué bueno maestro.

Bueno pues terminado tremendo festín, la sorpresa fue ver como llegaba al local y en un vehículo nuestro compañero Daniel Campos junto a una amiga llamada Ana Belén.



Se quedaron flipados de nuestras caras. Y más que llegaban justo cuando retomábamos el camino.

Yo ese momento tengo que decir, que fue criminal. No os digo ná, lo que me costó restablecer el sistema operativo de mis músculos una hora después de estar sentado y acomodado.



Ese fue uno de los fallos que se tuvo. Pero como pudimos lo solventamos.

Fíjate si lo solventamos que antes de salir me tome un chupito de orujo. Uffffffffff, que frio. Qué momento de querer comenzar a andar y notar como tu cuerpo en su totalidad se negaba.



De tripas corazón y de rabia que tenía por conseguir mi sueño, me puse andar. Sin pensar en nada más que en entrar en calor y más adelante situarme de nuevo sobre el terreno.

Así fue (y cuanto me costó), pero pasados 5 km , la maquinaria ya volvía a sus niveles y me hacía de nuevo sentirme a gusto mientras corría.



De esta manera, nos dirigimos hacia la localidad de Albudeite. Allí, entre sus calles, tuvimos la oportunidad de poder correr junto a un deportista al cual y al salirnos a nuestro paso lo bautizamos como “AL ESPONTANEO”.

Ehhh???? El colega con pantalón vaquero y chaquetón. No problema nos decía.  Pa mí, al verlo me dije. Ostiasssssssss que nos hemos topaó y en Murcia con otro SUPER PACO.



Pero no, SUPER PACO nada más que hay uno. Y este pasado unos dos kilómetros se separaba del grupo.

Os puedo asegurar, que estando donde estábamos y sabiendo lo ruda que es la gente de esos parajes, llegue a pensar que tendría cojones a acompañarnos hasta lo alto de la Basílica de Caravaca de la Cruz. Pero menos mal, que a lo mejor lo pillamos recién cenado (que a saber lo que llevaba ese en su buche), y sopesándolo nos dijo que lo dejaba para otro día. Ja ja ja.


Pasada dicha localidad, ya, a lo lejos divisábamos el Castillo de Mula.

Ahí, en esos momentos no dábamos crédito a lo que estábamos consiguiendo. Llevábamos casi 19 horas de ruta y en breve podríamos (durante unas tres) horas estirar las piernas.



Pues así fue, y como lo agradecimos. Bueno, agradecimos y con un pequeño susto.

La sorpresa nuestra fue que llegados al hotel, y conforme se distribuían las habitaciones, nos dimos cuenta que el hotel no nos reservo una habitación más triple.



El que suscribe ya en la cama, y al paso por lo pasillo escuchando a Morcillo como decía, “SEÑORES NOS VEMOS EN CARAVACA QUE NO TENEMOS HABITACIONES”, me hizo dar un salto de la cama y dirigirme hacia él, y decirle, hermano, acuéstate aquí conmigo y con Jorge, que tú estás mu loco y si dices de continuar, tendremos que acompañarte.

Menos mal que íbamos reventaos, porque como caí en la cama ni me moví. Mi Morcillico en medio y Jorge Conesa al otro extremo, cuando de nuevo sonaba el despertador (pasadas 2 horas y media desde cuando llegábamos), nos despertábamos y nos reincorporábamos en el trayecto.

En esta parte. Este último tramo del camino. Mula – Caravaca. Nos separaban 50 km solamente. 50 km los cuales llegados a la altura a la que nos encontrábamos no nos podían parar para conseguir lo que desde el día anterior veníamos soñando.



En pié, y con una sorpresa añadida, al reincorporarse al grupo el GRAN PEDRO LA JAIMA. Las sensaciones se volvían a retomar de nuevo.

PEDRO LA JAIMA, por problemas personales no nos pudo acompañar desde el inicio del reto. Y lo hacía desde ese lugar para completar a nuestro lado ese último tramo. 

Para mí su presencia siempre es especial. La de él, y la de su compañero MARTÍN, el cual tampoco pudo asistir a disfrutar de un tramo del trayecto por un mal entendido. En este caso culpa mía. Lo siento Martín.



Levantados, equipados y con ganas de comenzar de nuevo a caminar y posteriormente correr, nos dábamos cita en los extrarradios del hotel todo el grupo.

Viendo que estábamos todos, no poníamos en funcionamiento de nuevo. En este caso, con una consigna clara, parar en la localidad de EL NIÑO DE MULA, y en su primera venta, entrar y desayunar como es debido para afrontar los últimos kilómetros.



Como os los digo. Pedazo de desayuno que nos jincamos. Tostadacas de tomate y aceite y un buen tazón de café con leche, nos quitaba de nuevo todos los males que hasta ese momento teníamos presente.

Fuera ya en la calle, las caras eran otras. Sabíamos que delante nuestra (de las cuatro maratones a las cuales le íbamos hacer frente), nada más que nos quedaba la última.



42 km por la vía verde nos separaba de nuestra meta. Podré correr en un futuro maratones, pero como esa, sé que no va a ser ni por asomo.

Lo que nos encontremos desde ese paraje hasta la finalización del reto fueron unas vistas y unos caminos preciosos.



Esa parte junto con la del Valle antes de llegar a la Fuensanta, sin duda, la mejor (para mí) del camino realizado.

A eso se acompaño, que hasta la llegada a Caravaca, por la referida vía verde, nos encontrábamos con ciclistas, corredores y senderistas, que a nuestro paso y hacerles partícipe de nuestro reto, se sumaban a compartir a nuestro lado algunos kilómetros sin dudarlo.



Que camino más bonito ese último tramo. Eso y el día que nos salió hizo que cobrara un sentido especial.

Debo decir que desde nuestra salida de Cartagena hasta la llegada a Caravaca, un sol implacable siempre estuvo presente entre nosotros.



Un sol, el cual supo paliar nuestro cansancio y frio de las mejores maneras. Arropándonos como él solo sabe hacerlo a nuestro paso por esos caminos.

Nunca tuvimos ápice de calor. Al contrario, momentos que nos permitió hasta quitarnos la camiseta técnica y caminar y correr con tirantes. Gracias SANTIAGO por protegernos como nos protegisteis. Sin duda alguna, sentí tu presencia durante todo el camino. Mejor que tu, no supo nadie guiarnos y protegernos mientras caminábamos.



Pasada la localidad de El niño de Mula, nuestro siguiente destino y última parada en el camino técnica antes de llegar a Caravaca fue en la localidad de Bullas.

Allí, justo antes de entrar en su ciudad (carismática y preciosa por todos los ángulos por la que la mires), nos dábamos el último festín.  Ingeríamos la última vez alimentos y bebidas para asegurar nuestra llegada a Caravaca de la Cruz sobre las tres de la tarde.



Música, risas, comentarios y fotos, es lo que nos llevamos de ese tramo. Eso y saber que delante nuestra solamente nos quedaba que llegar a Cenhegí y desde allí hasta lo más alto de los cielos.

Arrancados en ruta de nuevo bordeábamos por completo la localidad de Bullas. Por los kilómetros llevados hasta ese momento, he de decir, que se no hizo un poco pesado.



Pero pasado lo pasado y escribiendo sobre estas líneas, si sucedió así, doy tremendamente las gracias, porque desde todas sus perspectivas pudimos observar COPÓN DE BULLAS.

Cuantas veces había escuchado esa famosa frase. Cuantas veces me había preguntado porque de ello. Y ante mí, tenía la respuestas. “ME CAGO EN EL COPÓN DE BULLAS”. Pues ante dicha frase, lo único que puedo afirmar es, que ya tienes que tener huevos para hacerlo.



Precioso he de decir. Y de ello las imágenes hablan por sí solas.

Ya desde ahí y saludando a nuestro paso algún que otro agricultor de la zona, cogíamos dirección hacia Cenhegí.



Ese momento para mí y Mister Morcillo fue especial. Semanas atrás competíamos en dicha localidad en una carrera de 40 km, y nos hacía revivir el momento.

Pasábamos justo por delante de la estación de ferrocarril (hoy en día es un albergue), en la cual nos hicieron entrega de los dorsales y desde donde se inicio y termino la prueba.



Ahí en esos momentos, sabíamos que ya teníamos cerca nuestra Caravaca. A penas 5 km y lo habíamos conseguido.

Adentrados en la localidad de Cehegín y saliendo ya de ella, la sorpresa fue divisar a lo lejos la Basílica de la Vera Cruz de Caravaca.


Ya lo veíamos. Ya lo teníamos delante y un era un sueño. Lo habíamos conseguido.

Porque os puedo asegurar que los males llevados hasta ese momento, eran muchos, pero viendo lo visto, ya todo desaparecería, para dar entrada a lo que si no te ves inmerso en ello, nunca sabrás de lo que te hablo.



Ahí, en esos momentos por tu cabeza comienza a formatearse el disco duro, y todo lo malo vivido hasta el momento desaparece.

Desaparece por completo, y da entrada a todo un mundo de sensaciones que no hay dinero para pagarlo.



Satisfacción, es el adjetivo el cual describo para ese momento. Satisfacción personal de conseguir todo aquello que desde un inicio nos habíamos propuesto y que en breve se iba a dar por concluido.


Satisfacción de haberlo compartido todo junto a un grupo el cual desde hace tiempo (sin género de duda alguna), considero como familia.

Satisfacción de saber que en lo más alto del torreón de la Basílica nos esperaría nuestro David junto a sus padres.

Satisfacción de cuando pasara todo poder volver a ver a mi familia y decirles que juntos de nuevo todo lo habíamos conseguido.



Lo que os digo, SATISFACCIÓN por lo hecho.

Pues así, todo el grupo agrupado, entrábamos en la localidad de Caravaca de la Cruz, la cual nos daba su bienvenida con más de 20 grados centígrados en uno de sus termómetros de entrada.



Qué momento, pasados (calculo yo 3000 arboles), porque nada más que me dio tiempo a contar los dos primeros y calcular que después vendrían unos tres mil más, llegábamos a lo que quería ver desde que comenzó toda esta andadura.

El cartel de bienvenidos a Caravaca de la Cruz. Os lo podéis imaginar el grupo al completo sin quedar de acuerdo cual fue. Correr todos hacia él, y hacernos la fotaka para la posteridad.



De ahí al final de tramo, ya fue coser y cantar. Ehhhhhh, que lo de cantar no es broma.

Comenzando el empedrado que daba ascensión directa hacia la Basílica, ya en lo más alto, se divisaba a la gente como vitoreaba nuestra llegada.



Ahí como si nos pincharan con las mejores energías del momento  (y hacía apenas km atrás), que no podíamos dar zancada alguna del cansancio acumulado. Nos poníamos a correr todo el grupo por completo. Y cantando llegábamos a lo más alto. Al lugar elegido donde solo los grandes consiguen coronarlo.

A los pies de la silla de ruedas de nuestro David, y él sentado,, nos agrupábamos toda la BDM X-TREM FM para felicitarlo. Para abrazarlo y besarlo y hacerle entrega de nuestra camiseta.



Regueros de lágrimas corrían por nuestras mejillas. Por las nuestras y la de los allí presentes.  En ese momento, el más valiente de todos los valientes (si es persona y por el interior de su corazón corre sangre), cae de rodillas muerto, ante los ojos de nuestro David sin duda.

Ese momento, ese justo instante en el cual frente a frente a nuestro David, y diciéndole lo que sentíamos por lo conseguido, y por tenerlo allí presente, (e inesperadamente y dicho por él), BIJAINNNNNNNNNNNNNNNNNNNN, no hay dinero ni nada que lo pueda pagar  este mundo.



Esa circunstancia y momento, mientras el mundo sea mundo y yo viva en él, siempre la llevaré conmigo. Muestra de lo que digo, las imágenes hablarán por si solas.

Abrazos, y más abrazos a todos los allí presentes. Familiares, amigos y padres de David. Para sin dudarlo en un solo instante, coger todos juntos la silla de David y empujarlo hasta lo más alto.



A lo más alto lo llevamos, al lugar que le corresponde, ante la explanada y justa entrada a la Basílica de la Vera Cruz de Caravaca.

Lástima que por la hora, estuviera cerrada. Pero ante nuestros ojos, nuestro Dios, nos arropaba. Y nos hacía vivir otro momento de ensueño.

VIDEO DEL EVENTO:




Fotos de rigor. Felicitaciones oportunas hacían que todo poco a poco llegara a su final. No sin antes, cambiarnos de ropa y asearnos un poco, para festejarlo en un bar de la localidad donde comeríamos todos juntos y reviviríamos de nuevo todo el tramo.


Dar las gracias a nuestro David y su familia, por esa santa paciencia en todos estos eventos que en su honor hemos llevado a cabo. Os prometemos más y mejores. Un fuerte abrazo y un Bijainnnnnnnnn muy fuerte para nuestro David-



No hay comentarios:

Publicar un comentario