Antes de dar comienzo a esta crónica, deciros que me ha sido imposible el teneros informaros sobre los entrenamientos que hemos llevado a cabo durante toda esta semana pasada.
El motivo ha sido laboralmente. Me ha sido imposible salir a correr desde el pasado Martes, y es por ello que no me he podido documentar para que pudieras disfrutar de nuevo de un gran específico.
Pero como siempre. Los buenos espartanos tenemos guardado en nuestra recámara una bala. Y en este caso de las buenas. Por ello, en líneas más abajo os voy a dejar íntegramente con la crónica del gran RETO que llevamos a cabo.
Os hablo para situaros, de la gran hazaña que se llevo a cabo los pasados días 22 y 23 de Diciembre del año pasado. La BDM X-TREM FM de nuevo y por nuestro David, se ponía en marcha para cubrir la distancia desde Cartagena a Caravaca de la Cruz (Murcia) corriendo (160 km), por una causa solidaria.
Sin más, os cuento:
Antes de dar inicio a toda esta magia de nuevo, deciros que
fue genial, maravilloso e impresionante lo que junto a mi grupo pude sentir,
vivir y disfrutar durante todo este RETO que llevamos a cabo de nuevo por
nuestro DAVID.
Os situo. Tiempo pasado, Mister Morcillo y el que suscribe,
una vez terminamos el reto Cartagena – Elche (más la media maratón de dicha
localidad 121km), lo tuvimos claro. No lo dudamos en ningún momento.
Viendo las sensaciones tenidas durante el transcurso del
mismo, había que repetirlo, pero en este caso incrementando más aún los
kilómetros.
Y a fecha de hoy, así ha sido. Gracias a la constancia. Al
tesón. AL esfuerzo de todo un grupo patrocinado por FONTANERIA MARTINEZ, y
dedicado a las carreras de ultra fondo, llamado BDM X-TREM FM.
Ese nuevo reto ha sido posible, en este caso uniendo las
localidades de Cartagena y Caravaca de la Cruz por el camino de nuestro Santo,
Santiago Apóstol.
Esta vez, el reto como os decía en líneas arriba iba a ser
cubrir dicha distancia (160 km (, corriendo.
El día señalado para tal referido reto (por las fechas tan
entrañables y para dar por finalizado el año), fueron los pasados días 22 y 23
de Diciembre.
A las 8:00 en punto del día 22, y como se había planeado nos
dábamos cita todo el equipo al completo en la Iglesia de Santa Lucía para dar
inicio a un nuevo sueño.
Dicha ruta la íbamos a realizar corriendo en su totalidad
siete corredores. (Mister Morcillo, Uris, Ángel Mayor, José Ramón Garrido, El
maestro Juande, Súper Cayuela y nuestro PEPELU (José Luís).
Por otra parte se sumaban al reto y en este caso para
realizarlo en bicicleta y al lado nuestro para darnos protección en tramos
donde la visibilidad se carecía de ella. El primako, Carrión, Manuel Funes,
nuestro Rambo Funes acompañado de su amada Amparo, Pedro, David Martínez y
Jorge Conesa.
Ellos, junto a nosotros, formábamos el equipo al completo el
cual iba hacer frente a dicha locura kilométrica por los caminos y sendas de
nuestra Murcia del alma.
Aparte, el equipo de la BDM X-TREM, contaba también con dos
vehículos de apoyo logístico, el cual durante todo el trayecto y en diferentes
puntos acordados nos esperarían y nos abastecerían de comida solida y bebida
isotónica.
Ellos son, Carlos, Anuca y Javier Martínez. Éste último
aparte, dejaría constancia del referido evento, mediante fotografías e imágenes
grabadas en las cámaras que portaba para tal efecto.
Como os decía, a las 08:00 en punto, partíamos desde la
Iglesia de Santa Lucía de Cartagena todo el grupo, hacia el puerto de
pescadores de Santa Lucía, para hacernos la última foto de partida y junto a la
imagen allí situada de nuestro Santo, Santiago Apóstol.
Compañeros, amigos y familiares se aproximaban al lugar para
darnos el último aliento para hacer frente a lo que teníamos por delante.
Con las pilas cargadas. Motivadísimos, dábamos inicio a todo
un sinfín de sensaciones, que estaba seguro que una vez finalizado el mismo,
nuestras vidas iban a cambiar para siempre.
Antes de dar inicio al recorrido, la sorpresa fue tremenda,
porque al grupo se unían con la intención de realizar una parte del recorrido
nuestro SUPER LUCAS y un compañero suyo.
Fue una sorpresa grata y a la vez inesperada, porque la noche
antes nos anunciaba Lucas que no iba a poder asistir al reto.
Pero como el querer es poder, de donde pudo saco tiempo y la
intención tanto de él como de su acompañante, fue de acompañarnos durante un primer
tramo hasta llegar a la localidad de los Martínez del Puerto. (Aproximadamente
30 km de ruta).
Fue toda una experiencia para mí durante ese trayecto tenerlo
a nuestro lado. Lucas es un punto de referencia para el grupo y mi primako.
Es una persona que hace apenas un año corría, y como él nos
decía de voz y boca. Yo antes de conoceros era como Romario en sus mejores
momentos. No corría más de 10 metros seguidos y siempre dentro del área.
Y ahora, se veía compartiendo junto al grupo, de una
distancia para él impensable de 30 km. Esa es la magia del deporte. Esa es la
magia del grupo. Que juntos, todo lo que nos proponemos se cumple.
Pues como os decía, puestos en ruta, partíamos por las calles
de mi querida Cartagena para coger dirección hacia la barriada de las Dolores.
Esos inicios. Esos comienzos de ruta, siempre son igual.
Incertidumbre de cómo nos saldrá todo. Si seremos capaces de conseguirlo. Si
nos respetaran las lesiones para una vez acabe el mismo poder seguir con
nuestras competiciones de montaña.
En fin, un cúmulo de pensamientos que te hacen durante un
buen rato sopesar si a lo que vas hacer frente, merece la pena.
Y vaya si merece la pena. Tremendamente porque lo que se viví,
siente y disfruta en un evento de estas características, nadie que no lo haya
vivido en primera persona sabe lo que se siente.
Llegado a la altura de la media sala, nuestra sorpresa ( y al
paso por un semáforo que tenía a varios vehículos parados fue), que uno de
ellos gritara en voz alta y clara, “Vamosssssssssssss muchachos, que ayer os vi
en la tela y sé qué vais a conseguirlo”.
Ufffff, que momento. Cayuela y yo nos mirábamos y sin mediar
palabra sabíamos lo que pensábamos.
Días atrás habíamos estado en una televisión local de
Cartagena para poner en conocimiento dicho evento, y veíamos que la gente había
visto la entrevista que nos hicieron, y al reconocernos se emocionaban y nos
animaban a que consiguiéramos nuestro sueño.
Ese fue otro gran punto de motivación extra, el cual en
diferentes momentos del camino aflorarían en mi mente para seguir dándome
fuerzas y no desfallecer en el intento.
Pasado los Dolores, llegábamos a un camino el cual nos desviaría de la
carretera general para adentrarnos en el campo de Cartagena por sus caminos,
trazas y trasvases, y nos llevaría hasta la localidad del Jimenado.
Ya en dicho cruce de la referida localidad, divisábamos lo
que era el lugar donde íbamos a asentar al grupo, para tener nuestra primera
parada técnica e ingerir alimentos tanto sólidos como líquidos para seguir
afrontando el camino de las mejores maneras.
Dicho lugar, era LOS MARTINEZ DEL PUERTO. Sorpresa la que nos
llevábamos el grupo al completo cuando llegados a dicho término municipal, nos
llevábamos otra grata sorpresa. Justo en el camino y por detrás del grupo,
oíamos unos pitidos de un vehículo el cual al percatarnos de quién eran, nos
alegro mucho por sus ánimos.
Eran Raúl y Rubén. Parte integrante del grupo también, pero
que no pudieron asistir a realizar el reto por circunstancias personales.
Ellos en este caso nos acompañaron hasta un restaurante denominado “EL RINCÓN”, y allí
nos encontrábamos una mesa preparada íntegramente para nosotros con los mejores
manjares de la tierra para reponer fuerzas.
Todo esto inesperado y preparado por nuestra bella dama
Amparo y nuestro Rambo, ya que no sabíamos que ella era de dicha localidad y
allí estaba su padre para prepararnos referido festín.
Os lo podéis imaginar. Cerveza a tuti pley (pero en este caso
controlando que lo que teníamos por delante era mucho todavía). De comida, al
recordarlo se me hace de nuevo la boca agua.
Plataco de Jamón y queso. Ensaladilla Rusa. Platos de queso fresco con
latón con limón y pimienta. Y lo mejor de todo esto, que una vez ser termino
todo, el asiático de rigor en una pedazo de copa que nos quito el cansancio de
cuajo.
Puestos de nuevo en ruta. Aquí en este punto en concreto y
con unas sensaciones buenísimas, dejábamos a nuestros compañeros Lucas y su
colega.
Ellos habían cumplido y con creces su objetivo. Cubrir esa primera
etapa. Habían sido previsores y habían dejado un vehículo en la
localidad, para cogerlo y en este caso volver hasta Cartagena y dar por
finalizado su reto.
Ya a partir de su ausencia, nada sería lo mismo. Para
nosotros, el grupo es importantísimo. Necesario el que nos veamos todos y
disfrutemos de lo vivido, Pero estaba claro que iba a ser una auténtica locura
forzarlos y decirles que siguieran acompañándonos para que en este caso lo
único que su pudieran encontrar, fuera una lesión inesperada.
De esta manera continuábamos, y en esta ocasión con las pilas
bien cargadas. Cogíamos dirección hacia nuestro segundo punto asignado de
parada.
Como os decía en líneas arriba, el punto de la primera parada
fue concretado en el km 30. En este caso el segundo sería en el Km 60.
Si nuestros cálculos no nos fallaban, sería justo al llegar
al Santuario de la Fuensanta en Murcia).
Ese tramo indiscutiblemente para todo el grupo fue el mejor.
También decir que el más duro en lo que concierne técnicamente.
Llegábamos a la gasolinera del Puerto de la Cadena, y
repuestos en líquidos, nos adentrábamos por un paraje que para mí y todo el
grupo fue precioso.
Delante nuestra teníamos el momento más exigente de toda la
ruta concerniente al desnivel al cual en breve íbamos hacer frente.
Nos íbamos adentrar por todo el Valle y las imágenes que nos iban
a ofrecer dicho paraje iban a ser tremendas.
Paso a paso. Sintiendo cada metro en nuestras piernas, os
adentrábamos por esos inconmesurables bosques.
Preciosos. Vistas de Murcia alucinantes y bajadas de ensueño.
Todo eso era lo que hacía que le grupo se mirara y fueran al unísono partícipe
de todo ello.
Qué locura. Que gusto el poder disfrutar de todo esto junto a
los míos, me decía yo mismo. Y encima de todo por una buena causa.
Pasado toda la zona conocida como el Valle, saltábamos de
nuevo al asfalto y un cartel nos anunciaba que nuestra próxima meta ya la
teníamos delante.
A escasos tres kilómetros, el Santuario de nuestra Fuensanta.
La llegada a dicho lugar fue especial. Fue muy emotiva de ver que todos
pensábamos los mismo.
Estábamos poco a poco restando kilómetros y ya casi rompíamos
la barrera de los 60. Yo ahí, psicológicamente ya lo afrontaba pensando que ya
lo que nos quedaban eran 100 km.
Pero más que 100 km, pensaba que ya habíamos roto el parcial
de los tres dígitos y volvíamos a los de dos.
Es importantísimo que uno mismo ante distancias tan largas,
se estructuren y planeen bien el recorrido.
El que suscribe desde que salía de Cartagena iba por tramos.
No pensando en la cantidad total de kilómetros a realizar, no.
Si nada más salir piensas que delante de ti tienes que hacer
frente a 160 km, justo en la Plaza España de Cartagena me hubiera dado la vuelta.
Lo estructuras por tramos. Los Metz del Puerto. De ahí,
pensar que lo próximo será La Fuensanta, y así poco a poco y adentrándote de
lleno en toda la ruta.
Pues en este caso como os decía, habíamos superado la segunda
parada técnica, y decir que con muy buenas sensaciones.
En este tramo en concreto se sumaba que la parada técnica iba
a ser para comer también. Imaginarse el festín de nuevo que nos pegábamos.
Cada uno sacaba de su chistera sus mejores alimentos para
compartirlos junto al grupo. Uno arroz. Otros pasta. Otros pastel de chocolate
etc..
Una auténtica locura culinaria. La cual y sumado al café solo
que nos tomábamos en la cafetería allí existente, hacia que los depósitos
corporales se llenaran de las mejores fuentes de energías existentes en el
lugar, y nos pusiéramos de nuevo en ruta para afrontar otro nuevo tramo.
De ahí, nos tocaba dirigirnos hacia la Capital. Murcia nos
esperaba esplendorosa y preciosa ante las fechas navideñas que se aproximaban.
Una vez ya por sus calles, he de decir que comencé a tener
molestias en la zona de mis ingles. Sin darme cuenta y por un fallo garrafal,
me empezaba a escoriar y era porque encima de las mallas me había colocado unos
calzoncillos.
De ese tramo hasta el final del reto, para mí, todo iba a ser
diferente. Ya la herida estaba hecha, y por mucho que me quitara los
calzoncillos (como hice y me pusiera vaselina), las molestias y escozores
perduraron hasta el final del trayecto.
Lo sufrí, durante los 100 últimos kilómetros que me quedaban
para superar el RETO. Como podía, iba afrontando partes y tramo del mismo, pero
como una consigna clara, (y ahí me venía a la cabeza mi gran amigo y hermano
ANDRÉS MOLINER), yo iré jodido, iré mal y momentos más que mal, pero lo que
tengo claro, es que esto lo terminamos.
De esta manera, como os decía nos adentrábamos en la ciudad
de Murcia hasta llegar a su puente donde una majestuosa virgen nos daba la
bienvenida.
Foto de rigor junto a ella y en el referido puente junto al
grupo, y por la parte de su rio y carril bici, nos adentrábamos para completar
10 km más y llegar hasta la localidad de Jabalí Viejo.
En esta parte de la ruta, tengo que hacer mención a una
persona la cual desde las 16:00 horas ( y lesionado, ya que estaba con
muletas), nos estaba esperando justo antes de dar comienzo el tramo del carril
bici que discurre junto al rio.
Él se llama ANTONIO MARTINEZ PEDREÑO. No lo conocía en
persona, pero por sus muestras de afecto y cariño, para nosotros ya es del
grupo. Nos esperaba con una mochila con bebidas para refrescarnos y por si
necesitábamos algo.
Desde aquí, ANTONIO. Mil gracias por tu gesto.
Continuando en ruta, en esta parte he de decir que ya se nos
echaba encima la noche. Observábamos como nuestro horizonte se apagaba poco a
poco (con unas vistas preciosas), y nos adentrábamos en una nueva madrugada, la
cual una vez más iba a ser especial por todo lo que nos quedaba por disfrutar.
El tramo del rio (10 km) fue precioso. Tuvimos hasta el
placer de poder compartirlo junto a otros senderistas y corredores que por allí
hacían acto de presencia.
Como os digo, especial el momento. Ya llegados a Jabalí
Viejo, retomábamos fuerzas y continuábamos dirección hacia los extrarradios de
Molina de Segura.
El paso por las afueras de la fábrica de la HERO, para mí,
fue especial. Me hizo recordar tiempos lejanos y cuando estaba en el colegio,
ya que un día nos llevaron de excursión y me vinieron todos esos recuerdos. Qué
bueno.
Todo ese tramo lo hicimos sin parar y con buenas sensaciones.
El grupo al completo y después de casi 80 km en el lomo, iba íntegro. Sin
problemas y queja alguna.
Motivadísimos y disfrutando de todo lo que se caminaba y nos
íbamos encontrando seguíamos con nuestros comentarios y bromas junto al grupo.
Hasta en ese tramo nos llevábamos una sorpresa al observar
como de frente venía una persona la cual se parecía a nuestro JAVIER MARTINEZ
(cámara de la Brigada).
Coñó si se parecía. Que era él. Chachoooooooooooooooo??????
Le decíamos, y tu de donde sales con tremenda máquina. Ja ja ja. Risas y más
risas a nuestro paso.
Nos acompañó durante unos km, para llegar a la localidad de
Alguazas, y desde allí, y desde su furgoneta y 4X4 de Carlos y Anuca, reponer
de nuevo fuerzas para afrontar el último tramo y que creeríamos que nos
llevaría hasta la localidad de MULA.
Delante nuestra aún teníamos aproximadamente unos 30 km más
que recorrer.
Abrigándonos más de lo que íbamos para afrontar el nuevo
tramo, nos dirigimos hacia unos caminos (que la verdad para mí se hicieron
eternos), los cuales se transitaban nada más que en línea recta y sin un final
establecido.
Era la vía verde. La antigua línea de ferrocarril, la cual
discurría entre las localidades de Murcia y Caravaca.
Como os decía, caminos rectos hasta hartarte de caminar.
Menos mal que era de noche, y la percepción de la distancia la perdíamos, nada
más que centrándonos en el haz de luz que mostraba nuestro foco.
Ya con la noche encima y pasadas las 00:00 de la madrugada,
el grupo viendo que no nos daba tiempo llegar a la localidad de Mula (donde
teníamos un hotel reservado para cenar y reponer fuerzas), determinábamos y
llegado a la localidad de Campos del Rio, cenar y asegurar una buena ingestión
de alimentos, no pudiera ser que llegado el caso y al hotel referido, allí
fuera muy tarde y la cocina ya no estuviera abierta.
Sabia elección y menos mal que lo hicimos. Porque a localidad
de Mula llegábamos a las 03:30 de la madrugada.
Bueno, pues afincados en Campos del Rio en un local que se
denominaba “BULEVAR”, dábamos rienda suelta a nuestro apetito.
Os podios imaginar cuando hacíamos acto de presencia en el
referido local, los lugareños que allí dentro se encontraban.
Nosotros equipados con nuestros mejores ropajes de batalla, y
ellos de fiesta, se nos quedaban mirando como diciendo “DE DONDE HA SALIDO TO
LA TROPA ESTA”.
Pues como os decía. La ingesta fue tremenda. Cervezass,
Olivas, platacos de patatas fritas de bolsa, hamburguesa del 15 que nada más al
primer bocado ya te quitaba todo los males, hacían que el momento fuera
especial.
Risas, risas y más risas es lo que durante casi una hora que
estuvimos cenando, nos acompañara en tremenda mesa.
Eso y el momento de nuestro Maestro Juande (apenas sin voz
por el frio del momento), lo cual hacía pensar a la camarera del local, que
junto al grupo nos acompañaba un hombre mudo.
Ya que no hablaba durante toda la noche y se dirigía hacia
nosotros con señas, el momento clave fue cuando la camarera se dirigió hacia
él, y mirándolo a la cara y con una seña (como si de nuestro saludo bijain se
tratara), le decía si le echaba coñac en el colacaó que se había pedido.
Uffffffffffffffff, que momento. Tendrías que haber visto la cara de Juande. No paraba
de reírse. Qué bueno maestro.
Bueno pues terminado tremendo festín, la sorpresa fue ver
como llegaba al local y en un vehículo nuestro compañero Daniel Campos junto a
una amiga llamada Ana Belén.
Se quedaron flipados de nuestras caras. Y más que llegaban
justo cuando retomábamos el camino.
Yo ese momento tengo que decir, que fue criminal. No os digo
ná, lo que me costó restablecer el sistema operativo de mis músculos una hora después
de estar sentado y acomodado.
Ese fue uno de los fallos que se tuvo. Pero como pudimos lo
solventamos.
Fíjate si lo solventamos que antes de salir me tome un
chupito de orujo. Uffffffffff, que frio. Qué momento de querer comenzar a andar
y notar como tu cuerpo en su totalidad se negaba.
De tripas corazón y de rabia que tenía por conseguir mi
sueño, me puse andar. Sin pensar en nada más que en entrar en calor y más
adelante situarme de nuevo sobre el terreno.
Así fue (y cuanto me costó), pero pasados 5 km , la
maquinaria ya volvía a sus niveles y me hacía de nuevo sentirme a gusto
mientras corría.
De esta manera, nos dirigimos hacia la localidad de
Albudeite. Allí, entre sus calles, tuvimos la oportunidad de poder correr junto
a un deportista al cual y al salirnos a nuestro paso lo bautizamos como “AL
ESPONTANEO”.
Ehhh???? El colega con pantalón vaquero y chaquetón. No
problema nos decía. Pa mí, al verlo me
dije. Ostiasssssssss que nos hemos topaó y en Murcia con otro SUPER PACO.
Pero no, SUPER PACO nada más que hay uno. Y este pasado unos
dos kilómetros se separaba del grupo.
Os puedo asegurar, que estando donde estábamos y sabiendo lo
ruda que es la gente de esos parajes, llegue a pensar que tendría cojones a
acompañarnos hasta lo alto de la Basílica de Caravaca de la Cruz. Pero menos
mal, que a lo mejor lo pillamos recién cenado (que a saber lo que llevaba ese
en su buche), y sopesándolo nos dijo que lo dejaba para otro día. Ja ja ja.
Pasada dicha localidad, ya, a lo lejos divisábamos el
Castillo de Mula.
Ahí, en esos momentos no dábamos crédito a lo que estábamos
consiguiendo. Llevábamos casi 19 horas de ruta y en breve podríamos (durante
unas tres) horas estirar las piernas.
Pues así fue, y como lo agradecimos. Bueno, agradecimos y con
un pequeño susto.
La sorpresa nuestra fue que llegados al hotel, y conforme se
distribuían las habitaciones, nos dimos cuenta que el hotel no nos reservo una
habitación más triple.
El que suscribe ya en la cama, y al paso por lo pasillo
escuchando a Morcillo como decía, “SEÑORES NOS VEMOS EN CARAVACA QUE NO TENEMOS
HABITACIONES”, me hizo dar un salto de la cama y dirigirme hacia él, y decirle,
hermano, acuéstate aquí conmigo y con Jorge, que tú estás mu loco y si dices de
continuar, tendremos que acompañarte.
Menos mal que íbamos reventaos, porque como caí en la cama ni
me moví. Mi Morcillico en medio y Jorge Conesa al otro extremo, cuando de nuevo
sonaba el despertador (pasadas 2 horas y media desde cuando llegábamos), nos
despertábamos y nos reincorporábamos en el trayecto.
En esta parte. Este último tramo del camino. Mula – Caravaca.
Nos separaban 50 km solamente. 50 km los cuales llegados a la altura a la que
nos encontrábamos no nos podían parar para conseguir lo que desde el día
anterior veníamos soñando.
En pié, y con una sorpresa añadida, al reincorporarse al
grupo el GRAN PEDRO LA JAIMA. Las sensaciones se volvían a retomar de nuevo.
PEDRO LA JAIMA, por problemas personales no nos pudo
acompañar desde el inicio del reto. Y lo hacía desde ese lugar para completar a
nuestro lado ese último tramo.
Para mí su presencia siempre es especial. La de
él, y la de su compañero MARTÍN, el cual tampoco pudo asistir a disfrutar de un
tramo del trayecto por un mal entendido. En este caso culpa mía. Lo siento
Martín.
Levantados, equipados y con ganas de comenzar de nuevo a
caminar y posteriormente correr, nos dábamos cita en los extrarradios del hotel
todo el grupo.
Viendo que estábamos todos, no poníamos en funcionamiento de
nuevo. En este caso, con una consigna clara, parar en la localidad de EL NIÑO
DE MULA, y en su primera venta, entrar y desayunar como es debido para afrontar
los últimos kilómetros.
Como os los digo. Pedazo de desayuno que nos jincamos.
Tostadacas de tomate y aceite y un buen tazón de café con leche, nos quitaba de
nuevo todos los males que hasta ese momento teníamos presente.
Fuera ya en la calle, las caras eran otras. Sabíamos que
delante nuestra (de las cuatro maratones a las cuales le íbamos hacer frente),
nada más que nos quedaba la última.
42 km por la vía verde nos separaba de nuestra meta. Podré
correr en un futuro maratones, pero como esa, sé que no va a ser ni por asomo.
Lo que nos encontremos desde ese paraje hasta la finalización
del reto fueron unas vistas y unos caminos preciosos.
Esa parte junto con la del Valle antes de llegar a la
Fuensanta, sin duda, la mejor (para mí) del camino realizado.
A eso se acompaño, que hasta la llegada a Caravaca, por la
referida vía verde, nos encontrábamos con ciclistas, corredores y senderistas,
que a nuestro paso y hacerles partícipe de nuestro reto, se sumaban a compartir
a nuestro lado algunos kilómetros sin dudarlo.
Que camino más bonito ese último tramo. Eso y el día que nos
salió hizo que cobrara un sentido especial.
Debo decir que desde nuestra salida de Cartagena hasta la
llegada a Caravaca, un sol implacable siempre estuvo presente entre nosotros.
Un sol, el cual supo paliar nuestro cansancio y frio de las
mejores maneras. Arropándonos como él solo sabe hacerlo a nuestro paso por esos
caminos.
Nunca tuvimos ápice de calor. Al contrario, momentos que nos
permitió hasta quitarnos la camiseta técnica y caminar y correr con tirantes.
Gracias SANTIAGO por protegernos como nos protegisteis. Sin duda alguna, sentí
tu presencia durante todo el camino. Mejor que tu, no supo nadie guiarnos y
protegernos mientras caminábamos.
Pasada la localidad de El niño de Mula, nuestro siguiente
destino y última parada en el camino técnica antes de llegar a Caravaca fue en
la localidad de Bullas.
Allí, justo antes de entrar en su ciudad (carismática y
preciosa por todos los ángulos por la que la mires), nos dábamos el último festín. Ingeríamos la última vez alimentos y bebidas
para asegurar nuestra llegada a Caravaca de la Cruz sobre las tres de la tarde.
Música, risas, comentarios y fotos, es lo que nos llevamos de
ese tramo. Eso y saber que delante nuestra solamente nos quedaba que llegar a Cenhegí
y desde allí hasta lo más alto de los cielos.
Arrancados en ruta de nuevo bordeábamos por completo la
localidad de Bullas. Por los kilómetros llevados hasta ese momento, he de
decir, que se no hizo un poco pesado.
Pero pasado lo pasado y escribiendo sobre estas líneas, si
sucedió así, doy tremendamente las gracias, porque desde todas sus perspectivas
pudimos observar COPÓN DE BULLAS.
Cuantas veces había escuchado esa famosa frase. Cuantas veces
me había preguntado porque de ello. Y ante mí, tenía la respuestas. “ME CAGO EN
EL COPÓN DE BULLAS”. Pues ante dicha frase, lo único que puedo afirmar es, que
ya tienes que tener huevos para hacerlo.
Precioso he de decir. Y de ello las imágenes hablan por sí
solas.
Ya desde ahí y saludando a nuestro paso algún que otro agricultor
de la zona, cogíamos dirección hacia Cenhegí.
Ese momento para mí y Mister Morcillo fue especial. Semanas
atrás competíamos en dicha localidad en una carrera de 40 km, y nos hacía
revivir el momento.
Pasábamos justo por delante de la estación de ferrocarril
(hoy en día es un albergue), en la cual nos hicieron entrega de los dorsales y
desde donde se inicio y termino la prueba.
Ahí en esos momentos, sabíamos que ya teníamos cerca nuestra
Caravaca. A penas 5 km y lo habíamos conseguido.
Adentrados en la localidad de Cehegín y saliendo ya de ella,
la sorpresa fue divisar a lo lejos la Basílica de la Vera Cruz de Caravaca.
Ya lo veíamos. Ya lo teníamos delante y un era un sueño. Lo
habíamos conseguido.
Porque os puedo asegurar que los males llevados hasta ese
momento, eran muchos, pero viendo lo visto, ya todo desaparecería, para dar
entrada a lo que si no te ves inmerso en ello, nunca sabrás de lo que te hablo.
Ahí, en esos momentos por tu cabeza comienza a formatearse el
disco duro, y todo lo malo vivido hasta el momento desaparece.
Desaparece por completo, y da entrada a todo un mundo de
sensaciones que no hay dinero para pagarlo.
Satisfacción, es el adjetivo el cual describo para ese
momento. Satisfacción personal de conseguir todo aquello que desde un inicio
nos habíamos propuesto y que en breve se iba a dar por concluido.
Satisfacción de haberlo compartido todo junto a un grupo el
cual desde hace tiempo (sin género de duda alguna), considero como familia.
Satisfacción de saber que en lo más alto del torreón de la
Basílica nos esperaría nuestro David junto a sus padres.
Satisfacción de cuando pasara todo poder volver a ver a mi
familia y decirles que juntos de nuevo todo lo habíamos conseguido.
Lo que os digo, SATISFACCIÓN por lo hecho.
Pues así, todo el grupo agrupado, entrábamos en la localidad
de Caravaca de la Cruz, la cual nos daba su bienvenida con más de 20 grados
centígrados en uno de sus termómetros de entrada.
Qué momento, pasados (calculo yo 3000 arboles), porque nada
más que me dio tiempo a contar los dos primeros y calcular que después vendrían
unos tres mil más, llegábamos a lo que quería ver desde que comenzó toda esta
andadura.
El cartel de bienvenidos a Caravaca de la Cruz. Os lo podéis
imaginar el grupo al completo sin quedar de acuerdo cual fue. Correr todos
hacia él, y hacernos la fotaka para la posteridad.
De ahí al final de tramo, ya fue coser y cantar. Ehhhhhh, que
lo de cantar no es broma.
Comenzando el empedrado que daba ascensión directa hacia la
Basílica, ya en lo más alto, se divisaba a la gente como vitoreaba nuestra
llegada.
Ahí como si nos pincharan con las mejores energías del
momento (y hacía apenas km atrás), que
no podíamos dar zancada alguna del cansancio acumulado. Nos poníamos a correr
todo el grupo por completo. Y cantando llegábamos a lo más alto. Al lugar
elegido donde solo los grandes consiguen coronarlo.
A los pies de la silla de ruedas de nuestro David, y él
sentado,, nos agrupábamos toda la BDM X-TREM FM para felicitarlo. Para abrazarlo
y besarlo y hacerle entrega de nuestra camiseta.
Regueros de lágrimas corrían por nuestras mejillas. Por las
nuestras y la de los allí presentes. En
ese momento, el más valiente de todos los valientes (si es persona y por el
interior de su corazón corre sangre), cae de rodillas muerto, ante los ojos de
nuestro David sin duda.
Ese momento, ese justo instante en el cual frente a frente a
nuestro David, y diciéndole lo que sentíamos por lo conseguido, y por tenerlo
allí presente, (e inesperadamente y dicho por él), BIJAINNNNNNNNNNNNNNNNNNNN,
no hay dinero ni nada que lo pueda pagar
este mundo.
Esa circunstancia y momento, mientras el mundo sea mundo y yo
viva en él, siempre la llevaré conmigo. Muestra de lo que digo, las imágenes
hablarán por si solas.
Abrazos, y más abrazos a todos los allí presentes.
Familiares, amigos y padres de David. Para sin dudarlo en un solo instante,
coger todos juntos la silla de David y empujarlo hasta lo más alto.
A lo más alto lo llevamos, al lugar que le corresponde, ante
la explanada y justa entrada a la Basílica de la Vera Cruz de Caravaca.
Lástima que por la hora, estuviera cerrada. Pero ante
nuestros ojos, nuestro Dios, nos arropaba. Y nos hacía vivir otro momento de
ensueño.
VIDEO DEL EVENTO:
Fotos de rigor. Felicitaciones oportunas hacían que todo poco
a poco llegara a su final. No sin antes, cambiarnos de ropa y asearnos un poco,
para festejarlo en un bar de la localidad donde comeríamos todos juntos y
reviviríamos de nuevo todo el tramo.
Dar las gracias a nuestro David y su familia, por esa santa paciencia en todos estos eventos que en su honor hemos llevado a cabo. Os prometemos más y mejores. Un fuerte abrazo y un Bijainnnnnnnnn muy fuerte para nuestro David-
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